17.1.17

Márai en positivo, y en negativo (I)

Rematé Lo que no quise decir, el volumen que Sándor Márai no quiso añadir a sus memorias. Un par de capítulos que reflexionan sobre la década que transcurre entre la anexión de Austria por la Alemania nazi y la anexión de Hungría por parte de la Unión Soviética. 

El libro se lee rápido pero es irregular. El autor se pierde en disquisiciones sobre la naturaleza húngara y sobre la psicología colectiva de los pueblos que fueron superadas hace muchos años y  ya no tienen ningún interés. Y esa es quizá la parte más floja, quizá por ser la más nacional-ista. 

Aún así, el libro tiene interés desde este lado de Europa. Por la crisis de la cultura liberal burguesa en la Europa de entreguerras, una cultura asediada por los totalitarismos de izquierda y de derecha en varios países de la Europa central durante aquellos años. Marai destaca cómo casi los mismos argumentos que eran utilizados por los fascistas húngaros contra la burguesía parasitaria y judía, fueron utilizados menos de diez años después por los comunistas una vez que los soviéticos convirtieron al país en un satélite...

Para el lector que además de no ser húngaro sea inquieto, el libro le permite familiarizarse con un conjunto de políticos húngaros y sus dramas vitales y personales. Ahí está el caso de Esteban Bethlen, aristócrata transilvano y que pensó que podía ser capaz de lidiar con nazis y soviéticos, sin entender que alguno de los dos acabaría matándolo, como así sucedió, en este caso los soviéticos, que nunca entregaron su cuerpo.  También es interesante la vida de Pal Teleki, primer ministro que se suicidó  en abril de 1941, la noche en la que los nazis atravesaron las fronteras del país para atacar a Yugoslavia

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