Sacaba ayer Tahar Ben Jelloun una tribuna en El País, a vueltas con el antisemitismo en Francia. Más allá de la cifra (un 44% de los chalecos amarillos cree que hay una conspiración sionista), este párrafo, brillante:
"Lo que estos jóvenes [los árabes de las banlieues] reprochan a los judíos es que ellos han
ascendido en la escala social, que son solidarios entre sí y que encuentran
trabajo más fácilmente. La envidia, la amargura, la miseria social y la pobreza
cultural se conjugan para dar pie a este antisemitismo particular".
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