26.9.24

La vida, de Manolo a Arcadio (II)

La Vida de Manolo, y la huella del hambre en gran parte de su vida. Es interesante lo que considera él un país civilizado: "es una familia de grandes señores, saben invitar con una gracia y una generosidad que en Cataluña debe ser hoy un hecho insólito y lo que les más les gusta gente en casa comer. Insisto en ello porque cuando se encuentra gente interesada en hacer agradable la vida de los demás, es que realmente se ha entrado en un país civilizado". 

El papel de la religión: “Hasta me gusta, de Gaudí, aquello que tenía de hombre de misa y comunión diaria. Un hombre que cree, cuando no es un sinvergüenza que usa la religión para cobrarte una peseta más por la comida, es siempre superior a un hombre que duda. Si piensas en ello, me darás la razón. El hombre que cree tiene otro aire”. 

El hambre: dos reflexiones más: En este mundo hay cosas divinas: las sopas de legumbres, las truchas de torrente, el agua fresca, la lechuga, está naturaleza que tenemos delante.” El corolario de esto es que toda mi vida, aparentemente complicada, como le he dicho, la dominado el no haber podido comer siempre que he querido. Esto ha provocado que a veces me haya arrodillado ante un plato de judías como un franciscano. Esto me ha llevado incluso a otorgar al simple hecho de vivir toda la importancia que conlleva". 



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