2.5.07

Toledeando

Al final, y con ese respeto por el turista que caracteriza a nuestro país, la exposición Hispania Gothorum estaba cerrada. Sin más explicaciones. En la puerta ponía que en días festivos abrían de 10.00 a 14.00 horas, pero eran poco más de las once y media y allí había un candado como única respuesta a nuestros interrogantes. Pero en el fondo, qué quiere que le diga desocupado lector, nos dio un poco igual.
Cuando uno va con buen guía y la ciudad visitada es Toledo, basta con andar. Nos acercamos a la Cueva de Hércules, donde durante más de mil años se pensó que principió la pérdida de España; disfrutamos de las exposiciones del Círculo de Arte; nos asomamos a la magnífica exposición sobre el Greco que se ha organizado en la Real Fundación de Toledo en la Roca Tarpeya. El Greco. El primer impresionista de la historia de la pintura. Un heterodoxo.
Luego nos acercamos a comer a Alfileritos 24, abierto recientemente y ubicado en una vieja casa toledana. La rehabilitación del local es lo más destacado. Merece la pena acercarse sólo por disfrutar del patio, de la mezcal de materiales, de lo acertado del juego de luces... La carta es creativa, pero creo que aún les falta recorrido, ya que no todo lo que probamos hacía honor a lo que prometía (el salmorejo con migas estaba demasiado atomatado, el arroz con azafrán estaba un poco pasado...).
En fin, tras un paseo por el circo romano y una visita a la que probablemente sea, cuando esté acabada, una de las casas más bonitas en las que he estado en mi vida, Jimena y yo volvimos a casa.
Estuvimos viendo Million Dolar Baby. Durísima.
Y yo sigo llenando los ratos con este trabajo que no se acaba nunca. Localizando fincas, identificándolas, datándolas, valorándolas...

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