27.9.10

Lope, en la España Imperial

Me llevó Mi Coronel a ver Lope. Iba con reticencia, mi experiencia con el cine histórico español, últimamente, ha sido poco gratificante; quitando Alatriste (y sobre todo su magnífico final) el resto bastante morralla, la verdad. La película es buena, porque además se centra en el joven Lope, ese que vuelve, último cuarto del XVI, de pelear por el mundo al servicio de su rey. Desde Carmen Iglesias y desde Elliot, me fascina ese siglo que va desde la llegada al trono del Rey Prudente hasta la caída del Conde Duque. Me fascina su estética y me fascina, claro, su ética. Y su épica. El gobierno de un imperio verdaderamente mundial, las luchas por mantener abierto el camino español; la pugna por el mediterráneo, por el comercio atlántico… aquella época, en fin, en la que las cortes europeas se preguntaban cómo era posible que un país poco poblado pudiera dominar tanta extensión de tierra tan repartida por el mundo.

La película, digo, se centra en ese mundo, y en cómo el joven Lope se abre camino en el mundo del teatro. Un mundo a medio camino entre la pobreza y el lujo, entre la codicia y la lujuria. Para mí su vida es bastante desconocida: a Lope llegué, como tantos otros, en el bachillerato, esa edad en la que sus poemas te dejan deslumbrado y los vas copiando en la carpeta de las compañeras de clase. Luego lo abandoné, y no sé si volveré ya a él. Siempre me gustó, de su vida, esa pasión con la que vivió, que tan bien se refleja en sus poemas. Esa sensación de que uno ha de ser fiel a lo que piensa, porque cuando no se vive como se piensa, termina uno pensando cómo está viviendo. Esa sensación de que es el amor lo que nos hace vivir, lo que nos mueve, y que el resto es pura rutina, es difícil de ver mejor expresada que en algunas de sus obras.

La peli es buena. Y no se hace larga. Acérquese a verla, desocupado lector.


PS: Como escribió el propio Lope: […] huir el rostro al claro desengaño, / beber veneno por licor suave, / olvidar el provecho, amar el daño; / creer que un cielo en un infierno cabe, / dar la vida y el alma a un desengaño; / esto es amor, quien lo probó lo sabe.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

“...esa edad en la que sus poemas te dejan deslumbrado y los vas copiando en la carpeta de las compañeras de clase. Luego lo abandoné, y no sé si volveré ya a él.”

Cada día tu estilo literario es mejor Perdiu... por lo que no has de volver a él, estás en él.

Es un placer leerte.

Recibe un cordial saludo,

Pablo el herrero

Hornuez dijo...

Perdiú, en la frase: "Esa sensación de que uno ha de ser fiel a lo que piensa, porque cuando no se vive como se piensa, termina uno pensando cómo está viviendo", ¿estás seguro que el cómo lleva tilde? Es que llevo un rato pensando y creo que no.

El Perdiu dijo...

Yo diría que el segundo "como" sí que va acentuado... ya sabe usted además, amigo, de dónde está sacada
;-)

Hornuez dijo...

Discrepo. Creo que no lo lleva ninguno y es un adverbio relativo de modo. Es más, en la frase original, que recuerdo bien, se dice: "Si no vives como piensas acabarás pensando como vives".