9.9.10

Tony Judt

Hace algo más de un mes murió Tony Judt. Llevaba tiempo queriendo escribir sobre él. Su muerte, como no podía ser de otra manera, pasó razonablemente desapercibida en este país de pajines, bardemes y sanchecescuencas.

Murió, además, víctima de una enfermedad cruel. La ELA. La terrible ELA. La enfermedad que te permite darte cuenta de que te estás muriendo.

Tony Judt. Lo conocí, como a tantos otros, gracias al Círculo.

La honradez de un intelectual. En la mejor tradición de la historia anglosajona

Su Postguerra es quizá el mejor fresco de la historia del mundo desde 1950 que he leído. Y que aún no he acabado.

Su Pasado Imperfecto tiene un honorable record en esta humilde bitácora. Es el único libro al que he dedicado cinco post, nada menos, uno detrás de otro: uno, dos, tres, cuatro y cinco.

Se ha liberado ya de la cárcel en la que se convirtió su cuerpo. Ahora, como decía Amis, está ya en el corazón de las personas que lo recuerdan.

Descanse en paz, y que la tierra le sea leve.


PS: “No tenéis que compadecerme. Cualquiera de nosotros muere sólo una vez, mientras que los grandes hombres mueren dos veces: la primera, cuando dejan el mundo; y la segunda, cuando desaparecen las obras creadas por ellos”. Un magnífico pensamiento senequista expresado por uno de los cientos de personajes anónimos del libro.

Molina, Cesar Antonio: Lugares donde se calma el dolor. Barcelona, Destino, 2009. Página 372


PD: Nostalgia de Lisboa: "Sostiene Pereira di averlo conosciuto in un giorno d'estate. Una magnifica giornata d'estate, soleggiata e ventilata, e Lisbona sfavillava".

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