19.4.11

De rutas por Castilla

Ruta sentimental por Castilla ("la que face a los ommes e los gasta", como le dijo, yo lo oí, antes de morir el traidor Alfonso Fernández Coronel a Juan Alonso de Alburquerque) antes de irme de no vacaciones, ahora que vuelvo a Madrid en tren. Fui a Salamanca, la tierra que he acabado descubriendo de mayor, porque nunca tuve novia allí. Una ciudad de recuerdos ásperos, de agobio en domingo que sólo el amigo Jorge ha sido capaz de enseñarme de otra manera.

Volví a Burgos. Porque a Burgos hace muchos años que no voy, siempre vuelvo. Al Hospital del Rey. Ahí, provocando. Ya no queda nadie. Oskarnello se fue a Madrid, Antuán se largó al sur, harto del a mediocridad en provincias. No queda nadie ya que recuerde aquella nieve frente a la catedral, con el tal Piernas perdido y mi decano, siempre mi decano, ofreciéndose a sacarme el coche del garaje. Ahí nos imaginábamos Hornuez y yo hace quince años, dando clase y ejerciendo de burguesía intelectual. Cerquita de las Huelgas. Camino jacobeo.

Fui a Pucela, también. Aunque ya me voy situando, las ciudades con río me siguen perdiendo, y mucho, pero ya soy capaz de irle añadiendo cosas mías. Aquí se me quedaron ya cosas pendientes este enero, pero es lo que tiene estar en misa y repicando. En fin, si son de ley volverán, como en el mus. Acabé en León, siempre León. Mis Nocheviejas, mis butanos, mi barrio Húmedo. San Isidoro, la basílica a la que no conoces.

La nueva ciudad. Desde luego, no sé cómo hay en la ciudad del Bernesga gente que vote al pepé. Yo aquí votaría a zetapé hasta el final. Hay que ver la cantidad de dinero de todos que el tío ha metido aquí. En la lógica del cacique. Que me recuerden en mi pueblo. La nueva estación de tren. Los centros públicos, INTECO, ESTRADA. El fantasmagórico aeropuerto. Dinero de todos, dinero de nadie.

Nadie nunca le pedirá cuentas a este paleto de lo que ha gastado en su pueblo. Pero a cambio aquí espero que le hagan una estatua. Desde luego, el tío lo merece.


PS: Además, como escribe el poeta polaco Adam Zagajewski: “En ciudades extrañas / contemplamos las obras de viejos maestros / y, sin asombro, en añejos cuadros vemos / nuestros propios rostros. Habíamos existido / antes, e incluso conocíamos el sufrimiento, / nos faltaban tan sólo las palabras…”

Molina, Cesar Antonio: Lugares donde se calma el dolor. Barcelona, Destino, 2009. Página 475

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