20.7.12

Elogio del individuo, en rumano...


Empezando Desde hace dos mil años. Escribir como Sebastian. El estilo seco. La palabra precisa. El concepto atrapado al vuelo. Me fascinó su diario, una crónica del descenso de una sociedad a los infiernos en plena época de Entreguerras primero, y durante el conflicto después. Y una crónica de la necesidad de no perder la individualidad ni aún ante la masa más aterradora. Me atrapa esta primera novela, a modo de dietario, publicada en 1934. Aún quedaban años muy duros por llegar. La historia que sobrevuela el libro es desconocida en nuestro país, como es todo lo que suene a Rumanía; un país al que ahora imaginamos lleno de gitanos y pobre de solemnidad. No siempre fue así. Hubo una potentísima élite intelectual rumana en la época de entreguerras. Élite que, por cierto, contribuyó al descenso, de su país al abismo a través de un episodio más de la traición de los clérigos. 
Un país en el que convivía un alma cosmopolita, y que hizo de Bucarest la París del este, con un nacionalismo provinciano y antisemita que acabó destrozándolo todo. En qué medida una sociedad culta puede caer primero en manos del fascismo y luego del comunismo más paleto debería hacernos reflexionar a todos sobre el carácter incontrolado e indeterminado de la historia.

La necesidad, en fin, de sostener, siempre, en cualquier lugar, y en cualquier momento, that all men are created equal, that they are endowed by their Creator with certain unalienable Rights, that among these are Life, Liberty and the pursuit of Happiness.

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