24.6.13

Al SanJuan

Cada noche, el día 23, no solo celebramos el cumpleaños de mi padre, nacido "el víspera de SanJuan", como recordaba siempre su madre. También, de manera telúrica, y sin que muchos se den cuenta, esa noche varios espíritus se juntan a la vera del Lago mar, a la sombra del Sospacio. Allí, mientras Francisco Arias le  cuenta a su querido Óscar, el nieto de Paco Perales, sus cuitas con el Santo Oficio, Juan de la Cuesta afina la tonada y Chisun recuerda con Joxemanuel y con Paco el Ballestero de San Francisco cuando, era la época de la presura, divisamos por primera vez el  valle mágico, nuestro particular Macondo: el lugar en el que nos quedamos condenados a vagar durante toda la eternidad. 

Pasan las horas y cuando ya empieza a clarear, mientras Miguel, el judío de Cervantes, se ríe con nosotros a cuenta de los disparates que se han ido escribiendo sobre su origen, sonrisas que comparte con el Silva marrano cuyo hijo hizo fortuna en la Corte, mientras todo esto ocurre, digo, Adolfo Correa, muy serio, nos recuerda que todos venimos aquí a lo mismo...


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