2.6.13

La llave perdida de la sinagoga de Zamora

La mi tierra. Una tierra de frontera. Una tierra mestiza, como son todas las tierras rayanas. Una tierra en la que el recuerdo de los expulsados se fue desvaneciendo de la memoria pública. Hubo una aljama zamorana, de las más importantes de Castilla, casi un 20% de los habitantes zamoranos llegaron a ser judíos en la Edad Media. 

Ahora nos (re) encontramos con aquel pasado. En parte por vivencias puramente personales, que en mi caso empiezan con el maestro Fuentes y continúan con el maestro Juan de la Cuesta. en parte por mis viajes, ¿cómo olvidar esa pila de purificación en la iglesia de Río de Onor, un agosto tardío, mientras Lisboa resplandecía? En parte, en fin, gracias al trabajo de otros. Ahí está el esfuerzo de la Zamora sefardí, con el congreso organizado en julio para recordarnos lo que fuimos. 
Sacaba el otro día El País la historia de los expulsos portugueses, y con ella, la historia de Carlos Zazur y la llave de la sinagoga zamorana. Una historia emocionante que puede leerse pinchando aquí y que nos recuerda que la nuestra es una tierra ingrata de la que queda más memoria fuera que dentro. 

Quizá porque la única definición posible y aceptable, a estas alturas, de un sanabrés, sea la de una persona a la que vemos marchar a lo lejos con un morral cargado de nostalgia a la espalda... 

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