16.4.14

David y Goliat (I)

Rematé, insistencia de Mi General, el ensayo David y Goliat, de Malcom Gladwell, un interesante y provocador análisis de cómo, en ocasiones, enfocamos mal los problemas y vemos debilidades donde puede haber ventajas. Escrito a la manera norteamericana, el autor no demuestra todo lo que plantea, pero aún así sus reflexiones son interesantes y permiten un diálogo sereno con ellas. A veces, damos por supuestas cosas sobre las que no hemos pensado. Es inevitable. Un ejemplo: resulta que quizá es mejor ir a una clase con muchos niños que con pocos, quizá resulte que tener dislexia no sea una catástrofe o que no ir a la Universidad, o ir a una mediocre, no es el fin del mundo si sabemos enfocar bien la situación. Una de las enseñanzas es que, por ejemplo, tener mucho dinero puede ser disfuncional a partir de un determinado momento (momento que se acerca más a los cien mil euros que a los dos millones).

Es bueno el ejemplo de los impresionistas, aquel grupo cuyo liderazgo ejercía Camille Pissarro y que, para mediados de la década de los sesenta del XIX vivían en la marginalidad parisina, fuera de los círculos oficiales de arte, y acabaron tomando la decisión de inventarse su propio estanque ya que el gran estanque de la cultura oficial, el Salón, no los aceptaba. 

Todos conocemos el resultado

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