24.7.18

Senderos (V)

Alguna idea más del libro de los Senderos del mar, de María Belmonte. Casi como memoria: los mamíferos marcan el terreno con señales y los sapiens lo hacemos con piedras desde hace milenios. Con ellas marcábamos además los lugares sagrados y  las columnas a la entrada de los templos rememoran a los árboles que crecían en aquellos espacios.

El abismo del tiempo: gran parte de los procesos geológicos requieren eones de tiempo y nosotros apenas vivimos unas décadas. y apenas tenemos memoria de los últimos cinco mil años.

Los olvidados: aquellos caballeritos de Azcoitia, o gigantes olvidados como Charles Lyell, el creador de la geología moderna.

La caliza, en fin,  como roca poética

Por cierto, le debemos nuestro gusto por los bosques, los desiertos o los mares a los románticos. Antes de ellos, eran lugares a evitar. Y posiblemente vuelvan a serlo en breve...

PS: "La aparente inmovilidad de las montañas y las costas no es más que una ilusión creada por la brevedad de la vida humana"

1 comentario:

Anónimo dijo...

No es del todo así. Miles de personas desde el s. III se marcharon como anacoretas a la Tebaida. Los bosques y el mar ya fueron cantados antes de los románticos (Agustín de Hipona, Juan de la Cruz, entre muchos otros).