1.10.22

Rajas y metáforas (y II)

Párrafo brillante, que hay que poner entero, también del maestro Arcadi Espada, sobre la violencia en las relaciones humanas:

Excepto para los vainas, hasta el amor es difícil de separar de la bofetada. La carrera política de Adrien Quatennens, diputado de La Francia Insumisa, el grupo de Mélenchon, se ha acabado, después de que Le Canard Enchaîné publicara que le había dado una bofetada a su mujer mientras se estaban divorciando. No sé hasta qué punto Quatennens, el número dos de Mélenchon, era un buen político. Pero es evidente que a nadie se le ocurre separar la política de la vida, incluso de la vida íntima. ¡La superioridad del arte! En Francia, país donde la conversación pública no está destruida del todo, se ha oído en relación a este asunto la voz de Élisabeth Lévy, redactora jefe de Causeur (El conversador), una estupenda revista desde su propio lema insurgente: Sobre todo si no está de acuerdo. Así ha hablado Lévy: «Lo he dicho ya en repetidas ocasiones. No está bien dar una bofetada, pero no sabemos bien qué ocurrió en el marco de un conflicto en el que la mujer también combate. Un gesto desafortunado no significa que este hombre pegue sistemáticamente a su mujer. Y es muy importante esto, porque desde el principio del Me Too una broma subida de tono equivale a una violación (exagero un poco). Se soslaya y se desconoce lo que son las relaciones amorosas. Algo tormentoso, turbio, donde a menudo hay dominación y ésta puede cambiar de campo; y que sin duda no son ni igualitarias ni transparentes ni democráticas. A mí me gustaría saber si todos estos indignados que se rasgan las vestiduras nunca tuvieron un gesto desafortunado, algo que también, por cierto, pueden tener las mujeres. En una relación conflictiva, cualquiera puede tener un gesto fuera de lugar. Y ya acabo: o sea que sí creo que hay que dejar de hacerse el indignado. Aunque comprendo que todo el mundo tenga ganas de arremeter contra los Insumisos, porque son los primeros en dar lecciones de moral a todo dios, y si esto hubiese ocurrido en otro partido habrían sido los primeros en subirse al cocotero y gritar por todas partes que eso es inadmisible».


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