12.6.24

La patria de Héctor (y IV)

En fin, lo último de El Gesto de Héctor. Al padre la modernidad le sentó mal: lo sacó de casa y despareció durante todo el día; se iba por la mañana y regresaba por la tarde. Niños sin un referente masculino. 

Y ojo, porque los problemas de esa modernidad que ha terminado de disolver la figura paterna también se den entre los padres bien formados. “Las horas de trabajo se le han ido de las manos, se han hecho irregulares y se han alargado hasta llegar casi todos los intersticios, a la vez que los viajes constantes e impredecible lo mantienen fuera de casa. Su comunicación con el hijo también resulta culturalmente problemática, porque en estos estratos sociales, el cambio es más rápido. No puede enseñarle su oficio, porque su profesión cambia de una década para otra de forma más radical que las ocupaciones más sencillas, no puede iniciarlo en un grupo social, pues con la globalización, esto se vuelven fluidos y la familia a menudo se mueve; no puede transmitirle ningún valor, porque estos ahora son relativos con respecto a todos los demás cambios



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