6.8.24

La depresión como lucidez

 Esto de Arcadi, al hilo del Sapolsky que tengo en espera:

(El mundo tal como es) Hace meses le escribí a Sapolsky para que contestara unas preguntas, pero amablemente contestó que no podía contestar. Había una sobre la posible justificación evolutiva del libre albedrío. No sabía que en un podcast de enero de este año (Impact Theory Podcast, a cargo de un Tom Bilyeu) la había contestado. Dijo: «Ciertamente [el libre albedrío] puede ser el motor de la motivación y eso es algo altamente adaptativo en muchas circunstancias. También es increíblemente protector desde el punto de vista psicológico. Somos una especie extraña en el sentido de que somos los únicos que sabemos que inevitablemente, en algún momento, nuestros corazones dejarán de latir. Guau. Vaya. Y la única manera de seguir es haber desarrollado evolutivamente una capacidad muy singular para el autoengaño. Somos una especie que sabe que se avecinan malas noticias, que no podemos hacer nada al respecto, y eso podría desmontarnos. De modo que decidir que tenemos más albedrío [agency] del que en realidad tenemos puede ser adaptativo. Creo que la mejor manera de apreciarlo es observar la enfermedad de la depresión, que la sufren personas que no son capaces de autoengañarse ni de desracionalizar la realidad. Se trata de personas que son patológicamente propensas a ver el mundo tal y como es, y que muestran los efectos psicológicamente protectores de poder decidir que las cosas 'van a ir bien' y que 'uno es dueño de su destino', etcétera».

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lógicamente la libertad supone la verdad, no el autoengaño. Pero el ejemplo del depresivo no creo que sea el más adecuado al respecto.
De todos modos, en la vida cotidiana el determinista no suele ser un tipo coherente. Si pitan un penalti injusto contra su equipo, protesta. Y no debería hacerlo.