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30.9.18

El comunismo para novatos...

El otro día me tropecé con esto en Político. Lo cito por extenso:

How can the Dutch, Belgians, French, or West Germans understand what communism was if they did not experience it?” Polish Prime Minster Mateusz Morawiecki said in his defense of Poland’s judiciary laws. To chase away the sprits of (Stalinist) totalitarianism, I recommend you watch “Ashes in the Snow.” The movie, a preview of which screened on Wednesday at Brussels’ Nova Cinema, is based on a book by Lithuanian-American author Rūta Šepetys, who was there last night along with the Lithuanian community, diplomats and friends.
It’s the story of the mass deportation of Lithuanians to Siberia and worse during Stalin’s regime, and will show at a few festivals this fall before coming to theaters early next year. It’s a tale of the cruelties people perpetrate on one another, but it also has the makings of a commercial success: There’s a tender love story, a strong heroine, a tragically ambiguous antagonist, enchanting photography and, as Šepetys and producer Prithvi Chavan said, the radical cuts necessary to bring it down to some 90 minutes. Bob Dylan wrote a song for the film, so stay until the credits finish rolling. 

8.7.13

Promesas del este...

Llegan del este. Un par de casos. Una amiga, lectora de esta columna. Emigró con sus padres a España desde su Bulgaria natal siendo ya una adolescente. Hoy habla un magnífico castellano ya. Doctoranda de universidad. Rápida, inteligente, con ansia de aprender. El otro caso. Una siberiana; ocho meses viviendo en España. Un español más que aceptable. La que hizo las preguntas más sensatas en mi clase la semana pasada.


La decadencia de la Europa occidental que conocimos no está relacionada solo con la geoestrategia. También, con la pérdida del hambre. Y yo me pregunto en qué momento, Zavalita, dejamos de tener inquietud por conocer. Por saber. Por aprender. En qué momento, Zavalita, dejamos de admirar a los hombres cultos y dejamos de querer parecernos a ellos. En qué momento, estábamos en Lima y Zavalita apuraba el café, en qué momento, digo, entendimos que hay otras personas, en otros lugares, que no han perdido esa garra. 

En qué momento en fin, Zavalita, se jodió todo esto…

21.11.05

Ginzburg

Notas apresuradas. Retomo El vértigo, de Eugenia Ginzburg. Profesora universitaria en Tartaria, detenida en las purgas de 1937. Leninista y comunista convenicida. Varios años en siberia. El mismo esquema de acusaciones que a Aleksandr Solzhenitsyn. Al menos éste último no era comunista. Ginzburg sí, de ahí que, además, se muestre asombrada de lo que le está pasando. Ahí van algunas de las situaciones relatadas.
  • Un obrero manual detenido por contestar, por ignorancia, en una clase nocturna, que el "nuevo tipo" de partido bolchevique lo había fundado Plejanov, líder de los mencheviques.
  • Jaroslavskij, un alto cargo del partido en Tartaria, desarrolla durante un interregotario el siguiente silogismo: "lo objetivo y lo subjetivo son en sustancia la misma cosa". "Es lo mismo que hayas hecho algo mal a que alguien lo haya sin que tu te hayas dado cuenta".
  • "No me haga morir de risa. ¿Desde cuándo a los detenidos se les permite hablar por teléfono?". Un interrogador a la autora, nada más ser detenida.
  • "Poseer un pedazo de papel en la celda, por pequeño que fuera, era considerado un grave delito".
  1. PD: Es simpático ver al estudiante de primero de derecho Pepe Blanco dando lecciones jurídicas al presidente del Tribunal Supremo.
  2. PD. Enhorabuena a Merkel por su nuevo puesto. Y al Rey, por sus treinta años de reinado.
  3. PD. Terrible lo del boicot a los productos catalanes. ¿Qué tendrá que ver una cosa con la otra?.
  4. PD última. El fanzine del pensamiento único en cataluña viene sembrado. Los que han convertido la guerra civil en cataluña como una lucha entre democracia y totalitarismo, olvidando el papel del gobierno catalán en varios asesinatos (Negrín, ¿Dónde está Nin?), olvidando el papel de Dencás y los escamots en la deslegitimiación de las instituciones democráticas, siguen dando carnés de quien puede hablar de historia y quien no. Y luego Rosa Regás, con un artículo tan políticamente correcto que creo que lo he leído ya varias veces. Intelectuales, sí señor, que hablan despectivamente de los neoliberales desde su sueldo público de 70.000 euros anuales más fiestas, jurados y premios. Hablan sí, desde lo alto de Sarriá.