22.9.08

Liberales y eminentes

Los libros colectivos son peligrosos. Cuando los coordinadores de la obra tienen cierto nivel, uno va hacia ellos más confiado. Acabé Liberales eminentes, una obra coordinada por Pérez Ledesma e Isabel Burdiel, en la que se trazan varios semblantes biográficos de progresistas del XIX.
El resultado es irregular. Interesante la semblanza de un Riego preso de su fama, interesantes las de Flórez Estrada y Olózaga, decae la narración al llegar a la vida de Xaudaró y toca suelo en Orense, Dotres y Arenal. Interesantes, en fin, los de los presidentes de la Primera República y algo más pesado el resto. Un capítulo biográfico de cuarenta páginas, creo yo, no es el espacio para desarrollar por extenso el pensamiento político-filosófico de nadie, pero los autores sabrán.
Yendo al fondo, varios descubrimientos. Y eso es, en el fondo, lo que hace fascinante la lectura. Riego, el héroe, desbordado y apesadumbrado; Flórez Estrada, el tribuno de la economía, de raíz asturiana, como tantos otros y cuya vida no puede entenderse sin tener en cuenta la importancia que entonces tenían las relaciones personales a la hora de posicionarse políticamente las élites. El bravo y elitista de Olózaga, sus duelos con otro personaje igual de inteligente que él, Donoso Cortés. Xaudaró, protagonista de los sucesos de Barcelona en 1835. Dotres, el valenciano que hizo dinero y siempre fue progresista, Orense, el aristócrata republicano que sufrió el exilio. El catalán Figueras, el manso, para quien España preexistía a los Estados federales con los que soñaba para el país, de manera que no había ningún derecho de secesión para las partes. Pi i Margall, el hombre que se crió en aquella Barcelona aún amurallada y que soñaba con una España en paz. Salmerón, el andaluz que acabó liderando a la minoría catalana en el Congreso…
Un libro irregular, es verdad, para unas vidas y una época fascinantes.

PS: "Pero aún le dio tiempo a dar una vuelta de tuerca sobre la presunta ambigüedad política de Costa, hijo de un desgraciado país donde la pasión y la convicción siempre se han considerado de derechas". Espada, Arcadi: Ebro/Orbe. Tentadero, Barcelona, 2007. Página 75.

PD: Justo diez años después, cayó la barba. Qué raro me veo.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Supongo que hoy, a pesar de hablar de Figueras y de Pi i Margall, tampoco se puede pronunciar al palabra Cataluña, no vaya a ser que se mancille su buen nombre.

Anónimo dijo...

Requerdo yo un libro colectivo de un tal Mosquera...

Unknown dijo...

Estará usted mucho mas guapo, sin barba, digo.