14.5.09

Conexiones complutenses

Invitado por amigos complutenses, y de la mano de Hornuez, acudo a visitar La Caja Mágica. El edificio es, en verdad, espectacular. Recorremos el complejo, echamos un vistrazo a unos dobles y nos acomodamos en un palco a ver el Federer-Solderling. El suizo le hace el primer set en veinte minutos y vamos pensando en ir a ver a Murray, que juega en la pista de al lado, pero en el segundo set el sueco da la cara y finalmente vemos un partido entretenido. Luego toca cena, vip, eso sí, y allí hago una demostración de mi capacidad de gestión de sushi, sashimi y maki, herencia, sin duda, de mi buen amigo Joxete. Todos los camareros se dirigen en inglés a los asistentes. Poco a poco, vamos dejando de ser un pueblo. Un digestivo cierra la agradable velada.
Eso fue el lunes. El martes, tras volver de Sevilla, me paso por el Ateneo. Antonio López presenta "El fotógrafo y la muerte", novela con la que llegó a la final del Planeta. Antonio es un hombre culto, paisano y casi pariente. La presentación corre a cargo de López Huerta, alcalde cuando yo estaba avecindado en la ciudad complutense, y de Leguina. Cuando en España había una izquierda razonablemente culta. Ambos van sobrados, la fatal arrogancia, pero siempre es un placer escuchar a personas leídas. Rollo Azaña, voto de calidad y todas esas chorradas. Las palabras de Antonio, emocionantes, relacionan el libro y la creación literaria, reflexionando sobre la relación entre el autor y sus personajes.  
En fin, hoy marchamos, Jimena y yo, a provincias, en concreto a Barcelona, a ver cómo está el ambiente. Ya les contaré.

PS: La Ley [de Defensa de la República] daba una muy amplia definición de los "actos de agresión a la República", en los que, junto  a acciones violentas ya castigadas en el código penal, englobó otras cuya prohibición resultó polémica, porque implicaba una restricción de la libertad de expresión y del derecho de huelga. Penaba la difusión de noticias que pudieran perturbar la paz o el orden público, las acciones o expresiones que redundaran en menosprecio de las instituciones estatales y  la apología de la monarquía. [...] La sanción de tales conductas no correspondería  a los jueces sino al propio gobierno [...]. Y frente a tales sanciones no había posibilidad de recurrir a los tribunales.

Avilés Farré, Juan: La izquierda burguesa y la tragedia de la IIª República. Servicio de Documentación y Publicaciones de la Comunidad de Madrid, Madrid, 2006. Página 156

1 comentario:

Unknown dijo...

Amigo perdiu (No es por empezar como la Doctora Francis, es que tengo la suerte de disfrutar la amistad de Perdiu), amigo Perdiu, efectivamente, poco a poco vamos dejando de ser un pueblo, se dirigen en inglés, se van diguminando en Castilla el garrote fálico y el dialecto desencajado del terruño para dejar paso a otras lenguas. Es que hay otros que lo hacen mucho mejor que con la boina barretina y la lengua de andar entre montañas, dejémosles paso al abismo.
Que disfrute usted del baño provinciano, tiene sus cosas buenas, que nos reafirma a donde NO queremos llegar, le esperamos en Madrid que es Casa de Todos, ya no pongo todas porque Iberrintxe se ha ido a su etxea