28.5.09

Fútbol, Cataluña e historia de España

Me acerqué a ver el partido a la Delegación de la Generalidad en Madrid. Paseando por Blanquerna mientras esperaba, hice un par de compras, poesía catalana y en catalán para Jimena, las memorias de Pericay para mí. Gran partido, vive Dios. Me cae bien Guardiola, no por el rollo de la cantera y el ser de la casa, que me da igual; me gusta porque me parece un tipo sensato, bastante alejado del histrionismo habitual tan frecuente en el fútbol moderno. Cava, jamón ibérico y butifarra como para parar un tren. Buena y agradable conversación. Supongo que al final es mi falta de carácter la que me permite charlar civilizadamente de política con tirios y con troyanos. 

Hay una exposición en las paredes. La mitología de la guerra civil. Para haberla perdido, la paliza que dan con ella, vaya por dios. Debe de ser el carácter masoquista, tan español, de los catalanes. 

Hablamos del artículo que publicó Azúa ayer en el fancine. El progresismo, tan bienpensante, lo alaba sin tregua. Discuto. Me parece un artículo patético, lleno de tópicos e inexactitudes (¡el capitalismo no llegó a España hasta Felipe González!). Esa bobada de España un país africano que se perdió el XIX y que no llegó al XX hasta 1931 es una mentira de tal calibre que en un país normal no se la creería ni el que asó la manteca. Pero aquí, como no lee ni cristo y todo el mundo habla de oído, ha hecho fortuna. Es el discurso de la tropa de la Institución Libre de Enseñanza, tan guapos, tan altos y tan europeos, que nunca soportó la consolidación de la Restauración frente a sus fantasías republicanas. Y la izquierda se lo tragó. Gerard Wild tiene investigada la riqueza por habitante en los siglos XIX y XX. Mis interlocutores progres se quedan pasmados cuando les recuerdo que en 1860 España era el octavo país del mundo en riqueza por habitante, y que en 1910 mantenía ese puesto, por delante por cierto de Italia o de Rusia.

En fin, tengo argumentado, algún día lo escribiré, que a nosotros lo que de verdad nos saca de la historia no es la guerra de la independencia, ni el reinado de Isabel II, ni la Restauración, ni la pérdida de las colonias, ni la guerra de África, ni el gobierno de Primo, ni el golpe militar de 1936. Ni siquiera el franquismo en sí, fíjese usted. Lo que nos saca de la historia es la duración de la dictadura franquista.

 

PS: En su discurso ante las Cortes del 27 de mayo Azaña  [...] recurrió a una retórica que hacía tabla rasa de pasado nacional, al negar toda validez a la obra de los regímenes anteriores. La República, afirmó, había de rectificar toda la trayectoria histórica española: "la línea histórica que marca el fracaso profundo del antiguo régimen monárquico y el fracaso profundo del régimen liberal parlamentario". Como ha observado Andrés de Blas, esto suponía adoptar una visión negativa de la historia de España, más propia de los nacionalismos catalán y vasco que de la tradición liberal y democrática española"

Avilés Farré, Juan: La izquierda burguesa y la tragedia de la IIª República. Servicio de Documentación y Publicaciones de la Comunidad de Madrid, Madrid, 2006. Página 198

2 comentarios:

El Pantera Tulipán dijo...

¡Joder macho! ¡Que los catalanes no perdimos la guerra! Menudo síndrome de Estocolmo, Reikjavik, Tirana o el que sea.

Que a nosotros (algunos catalanes) también nos dan la brasa "de valent" con la guerra de las narices.

Además los padres y abuelos de los más "braseros" me parece que eran o se hicieron del bando que ganó, con sus palmas lanzadas al aire, sus caralsoles, etcétera.

El Pantera Tulipán dijo...

Por cierto, respecto a la dictadura de Franco, dura mucho pero no le sobra el final, más bien el principio.

También duró demasiado el Felipismo, el Pujolismo y está durando demasiado el Zapaterismo.

Ocho años y a casa. Y nada de proyectos a 16 años como el Aznarismo. ¡Santa Petulancia!