18.2.11

A vueltas con los clásicos

Empiezo con mi ciclo de clásicos, aprovechando la colección que ha ido vendiendo El Mundo estos meses. Principio con El mensajero del miedo, en la primera versión, claro, la que dirigió Frankenheimer con unos espléndidos Harvey y Lansbury, y con un algo sobreactuado Sinatra. La historia es muy buena y la recordaba de la carrera, de cuando hacíamos cine sobre temas políticos. Hay que ponerse en la época, además: los adelantos de las ciencias de la conducta, el temor al peligro comunista y, de fondo, un complot muy bien narrado que no termina de aclararse, en realidad, hasta los últimos instantes. Cuando uno tiene claro qué es verdad y qué es mentira. Buen cine, con ese regusto que deja una historia bien articulada y que no se consume hasta el final. Si la encuentro por ahí, veré el remake protagonizado hace unos años por Denzel Washington.

Por cierto que es de las pocas veces en las que el título en castellano es todavía mejor que el de la versión original en inglés.

No se la pierda, desocupado lector.


Ps: "La represión del Estado continuó hasta el final mismo del régimen soviético. Durante los años sesenta y setenta, a los disidentes políticos de la URSS los psiquiatras soviéticos les diagnosticaban “enfermedades mentales” y los recluían en instituciones donde se les administraban drogas por la fuerza o se los sometía a “terapia” de electroshock hasta que se curaban de su terco deseo de libertad de expresión"

Tzouliadis, T.: Los olvidados. Una tragedia americana en la Rusia de Stalin. Debate, Barcelona, 2009. Página 364


PD: a la Sanabria

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