3.7.11

Del oeste y del teatro

Estuve viendo Tombstone, quizá como un anticipo de la recién comprada Deadwood. Un western de la época, más o menos de Sin Perdón. A principios de los noventa, con el western crepuscular, cambió la forma de hacer películas del oeste, y empezamos a ver más emociones y más realidad, frente a los decorados de cartón piedra y mujeres bonitas y recatadas que esperaban al Duque en el quicio de la puerta. La película es buena, un territorio sin ley al que llega un hombre dispuesto a hacerse rico tras haberse pasado años sirviendo a la ley. Un jugador tísico. Una banda mafiosa. La lucha es inevitable. Y está bien narrada.

Volvía al teatro. Y esta vez fue una pena. Una bobada llamada un poco de ternura, o algo así. Creo que es la peor obra que he visto en muchos años. Una idiotez a la que soy incapaz de encontrarse sentido. No soy capaz, varios días después, ni siquiera de resumir el ¿argumento?. No sé si el director cree que escandaliza paseando actores desnudos en un país occidental. Si quiere escandalizar, que presente la obra en Arabia Saudí, a ver si tiene cojones y es tan rompedor. Una sucesión de llantos, gritos y lloros sin la menor gracia. En fin, para valorar el buen teatro, también hay que ver del malo.

Por cierto que muy honradas las cortesías de hoy. Y si no me cree, pinche aquí.


PS: No me da ninguna pena lo de que un duro tome el control de la Hacienda Provincial Guipuzcoana. Que hubieran votado otra cosa. Sólo lo siento por las víctimas. Ellas no merecen un final basado en el olvido.

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