1.9.11

Aquellos españoles expulsados después de quince siglos...

Qué cosas. Estuve leyendo aprisa, desventaja de las bibliotecas, un estudio sobre los judíos que se quedaron. Los que ni se fueron ni se convirtieron. Los que mantuvieron su fe en secreto, fuera de miradas indiscretas: los criptojudíos. Recuerdo que, cuando era pequeño y veía películas sobre la Guerra Mundial, no entendía ni el odio ni el papel de los judíos: en España su memoria pública se borró para siempre y nunca volvimos a recordarlos. Así que nunca supe mucho de ellos, hasta que empecé a leer. De Inglaterra fueron expulsados en 1290, y de Francia en 1306. Por ello, la imagen de una península judía poblaba el imaginario cultural del XV europeo. Cuando Cisneros invita a Erasmo a venir a España, la respuesta de este se convirtió en leyenda: "Non placet Hispania. Está llena de judíos".

Tras ser expulsados de España en el verano de 1492, lo fueron de Portugal en 1496, y de Navarra en 1497. Luego llegó el silencio. La oscuridad. La oración a escondidas. El trabajo callado en lugares apartados. Hasta 1864 no se suprimió en España el requisito de limpieza de sangre para los cargos estatales. Y hasta diciembre de 1968, ¡ay!, no se revocó el Decreto de expulsión, aunque su publicación no llegaría de manera oficial hasta el quinto centenario de aquello. Ya en el XX, España volvió a recordarlos, y le llenó de sorpresa lo que descubrió: ciudadanos de mundos lejanos que hablaban y cantaban en folclore español. Alguien nos habló de aquel folclore castellano en boca de un sefardí búlgaro. Aquel Canetti que era en realidad un Cano pasado por Italia. Aquella legendaria colonia de Tesalónica. Aquellos que se refugiaron en los Países Bajos. Y cómo olvidar, se cuenta, la presencia de una calle llamada río Tera en el gueto de Venecia.

Más de quince siglos de historia compartida y otros cinco de lealtad. Aquellos hombres que cerraban sus cartas con la frase buenaventura que tengás. Aquella frase tan repetida por aquel joven alumno acogido por los pasionistas a mediados de los ochenta…

PS: En Valladolid

4 comentarios:

JFM dijo...

El heho de que una ley no esté oficialmente abrogada no quiere decir que siga en vigor: por ejemplo en Francia hay una ley de Enrique IV (muerto en 1614) quze prohibe fuamar y nunca fue oficialmente abrogada.

En acuanto al decreto de expulsion,
conoci a un judio cuya familia que vivia en Ceuta o Melilla se traslado a la peninsula durante los años cuarenta y nunca tuvo ningun tipo de problemas, eso pese a que su apellido revelaba instanataneamente que eran judios.

Como en el caso del tabaco, se trataba de una ley que parecia tan evidentemente obsoleta que nadie se molestó en revocarla y, suponiendo que supiese que no habia sido revocada, no se le habria ocurrido a nadie el hacerla aplicar.

El Perdíu dijo...

Estimado JFM, gracias por la puntualización, quería hacer referencia más que a que se aplicase o no, a lo que tardó en derogarse.
Un saludo

José García Palacios dijo...

Aquello fue una auténtica barbaridad sin justificación posible. Y no digo más porque si sigo estoy seguro de que voy a escribir alguna incoveniencia, y esas cosas las dejo para mi blog. Saludos.

Anónimo dijo...

"Alguien nos habló de aquel folclore castellano en boca de un sefardí búlgaro."

¿El Doctor Ángel Pulido? Hay un pequeño monumento a él en Madrid. No sabía quién era el personaje, y cuando busqué en San Google me enteré de la historia.

También estoy leyendo Los judíos en España, de Joseph Pérez. Muy interesante. Por cierto, una curiosidad: de entre "los que se quedaron" nació el autor del primer libro acerca de la bolsa (José de la Vega). Escrito en español, por supuesto.