7.9.11

Llegar

Hay cosas que sólo se dan cuando uno ha vivido en un mundo en el que se siguen manteniendo las relaciones comunitarias. Esas relaciones donde las personas que te tratan conocieron a los tuyos y eso les ayuda a formarse una imagen de quien eres, o de quien fuiste o de quien serás. Charlábamos con el ponente mi caro John Chisum y yo a la salida de la conferencia y empezamos a ponernos cara. Yo soy de San Juan de la Cuesta, nos dijo, pues yo soy el nieto del hijo de Pedro Barrios, le contesté, y me dijo: no me digas; mi abuelo era íntimo amigo del tuyo. Ninguna visita al Mercado podía empezar por un sitio que no fuera la casa de tu abuelo. Los dos eran cazadores, y fueron muchas veces de caza durante muchos años por esta tierra. Y seguimos charlando y nos descubrimos varios buenos amigos comunes, como ese gigante que es Juan Andrés, el hombre que lleva sobre sí toda la memoria de la emigración de estas tierras. Y en un rato nos emplazamos a vernos en Madrid y nos despedimos con un abrazo. Un abrazo de esos que sólo saben dárselo aquellos que comparten ese lazo misterioso al que aún no sé ponerle nombre pero que te permite conocer a una persona desde antes de haberte encontrado con ella. Esa sensación que nos permite echar una tarde de domingo al sol, tranquilamente, sin prisa, sin pausa; echar la tarde y charlar con la naturalidad con la que se tratan quienes quizá se conocen mucho más y desde mucho antes de lo que parece…


PS: Alexis de Tocqueville escribió: "Así, [el mundo moderno] no solamente hace olvidar sus antepasados a cada hombre, sino que le oculta sus descendientes y le separa de sus contemporáneos, y le conduce constantemente hacia sí mismo y amenaza con encerrarle por completo en la soledad de su propio corazón

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