2.8.12

De Estado y de territorios (II)


Hay relatos reveladores en el libro de Sosa Wagner en relación al Estado sin territorio. Cuando habla del agua, por ejemplo. Es desesperante ver como nuestros políticos no saben de nada y les da igual una posición que otra. Es la ventaja del analfabetismo funcional… uno no tiene ningún criterio y por eso  lo puede cambiar cuando quiera sin ningún problema.
Está el tema de los trasvases frente a las desaladoras. No tengo un criterio claro, la verdad, aunque a primera vista parece más lógico coger el agua de un sitio y llevarla a otro que esperar a que caiga al mar, desalarla y llevarla a otro sitio, pero no es ahí donde quiero ir. A lo largo de la durísima oposición que la izquierda dizque moderada le hizo al gobierno de Aznar, dos temas destacaron por encima del resto: la oposición a una guerra en la que España no participó y la oposición al Plan Hidrológico Nacional con la cosa esa de la nueva cultura del agua pagada con fondos públicos. El PHN contemplaba varios trasvases y así los peperos se convirtieron en trasvasistas y los sociatas en desaladoristas.  Es lo bueno de España: con saber a quien vota alguien ya sabes su postura con el conflicto de oriente próximo y su visión del medio ambiente de una tacada. El caso es que mientras estuvo en la oposición Aznar se oponía a los trasvases, y mientras estuvieron en el gobierno, los socialistas los apoyaban (Borrell y la solución al “desequilibrio hídrico”). Cuando cambiaron las tornas y unos llegaron al gobierno y otros a la oposición, cambiaron de discurso sin rubor. Sin ningún complejo. Esta es la clase política que tenemos. Y nadie se lo afeó, nadie les pidió explicaciones. Esta es la ciudadanía que tenemos. Os da igual ocho que ochenta. Y luego os quejáis.


PS: si usáramos más las hemerotecas para que nos tomaran menos por tontos…

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