Viajábamos
al sur. Buena compañía y unos homenajes gastronómicos deliciosos. Es lo que
tiene viajar con gente que gusta de cuidarse. Esa frase de Giulio Andreotti:
“mis amigos que hacían deporte han muerto hace tiempo”, mientras apuramos un
blanco.
Ahí van
algunas recomendaciones, desocupado lector, porque comer nos hace humanos.
- En
Garrucha, estuvimos en El Pescaico, un clásico en la misma playa. Buen
servicio y buena relación calidad precio.
En
Mojácar comimos también en la playa, en el
Neptuno. Unos espetos y una
paella deliciosa. Sólo me fallaron los blancos. No son muy allá los de la zona.
- En
Lorca, el Parador, pero eso merece comentario aparte
- Y en
Vera, el Lua, un garito relajado, para enamorar mujeres recién salidas del mar, como en un sueño. A veces, alguna se me aparece, sonriéndome antes de besarme…
PS:
La espalda, como una maldición, fruto de mi mala cabeza.
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