No solo es el oeste, para desgracia de todos nosotros. También en la Italia de los setenta y ochenta se acaba contando la leyenda antes que la verdad: los hechos nunca serán los hechos, le dice su madre a Mario Calabresi. Estremece el testimonio de aquella tortura y repugna toda esta basura del terrorismo romántico de la izquierda extrema.
El otro día en La Lectura.
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