De nuevo con el libro de Gabriel Magalhães Los secretos de Portugal, hablando del norte interior del país nos dice allí nos encontramos con la región de Tras os Montes: "Aquí la gente es frontal, directa, y una conversación se transforma con facilidad en un combate de boxeo. El trasmontano es duro y árido. Miguel Torga nació en esta región, y su poesía seca representa con acierto el carácter mineral de este espacio lusitano. En el fondo, el portugués de esta zona recuerda un poco esos castellanos recios que hielan el mundo con su frialdad"
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29.9.16
27.9.16
Lectores de Iberia
Rescato de la biblioteca, en pleno cambio de estanterías, una reflexión del irregular libro de Gabriel Magalhães sobre Los secretos de Portugal. En la página 98 señala el autor que: "Un antiguo director del Instituto Cervantes de Lisboa, Manuel Fontán, los resumió muy bien, refiriéndose al tema de la lectura: "en Portugal hay menos lectores que en España, pero los que leen en territorio portugués leen mucho más que el lector medio español". Esta es, en efecto, una buena manera de resumir las cosas. Hay un grupo reducido de portugueses que pertenecen realmente a la élite culta mundial, y un grupo enorme que se encuentra un poco por debajo, en lo que respecta conocimientos, de la clase media europea".
Y yo recuerdo una conversación que tuve, era otra vida, con el extranjero por profesión: cincuenta mil lectores en todo el país.
Es lo que hay.
Es lo que hay.
11.9.15
Bajando, libro en mano (II)
Hay algún otro elemento molesto en el libro de Magalahes. Esta idea tan cómoda, cuando uno escribe desde la seguridad de un trabajo, de que los europeos no somos humanos sino consumidores de años. (pagina 51) que ronda todo el libro. Esa acusación, fácil de hacer cuando uno ha estudiado y trabaja con el intelecto, de que hemos olvidado la dimensión espiritual y nos hemos hecho cómodos. Y ya se sabe que la comodidad es pecado. Esto es fácil decirlo cuando uno da clase en la universidad y sabe o intuye que en ese mundo en busca de destino iba a jugar un papel destacado.
Bendita modernidad que ha permitido a las gentes de Tras os Montes, de Sanabria, mandar a sus hijos a la universidad y desesclavizarlos de la tierra que los ató durante generaciones.
Bendita modernidad que ha permitido a las gentes de Tras os Montes, de Sanabria, mandar a sus hijos a la universidad y desesclavizarlos de la tierra que los ató durante generaciones.
El ciudadano se ha embrutecido, dice. No, para nada. se ha cultivado, se ha refinado. "Es mucho más divertido hacer algo verdaderamente útil", señala el autor. Y yo me pregunto ¿Cultivar trigo de sol a sol, por ejemplo, es algo más útil?
9.9.15
Bajando, libro en mano (I)
Nuestro viaje hacia el sur. Acompañados del libro de Magalhaes, Los secretos de Portugal. Un libro irregular, ya digo: bueno en la parte histórica, un acercamiento para profanos al pasado portugués. Vivas las descripciones de tipos como Nuno Alvares Pereira, el héroe de Aljubarrota, o sobre lo que significó el sebastianismo.
Pero al libro le sobran cosas. Quizá porque no respeta un pacto primario entre autor y lector. Uno compra el libro pensando que le van a hablar de Portugal y de sus secretos. Y el autor dedica un par de capítulos, y varias reflexiones, a contarnos su idea de Europa, del capitalismo y de no sé cuántas cosas más. Ideas interesantes, pero que se cuelan aquí sin mucha justificación. Yo quería aprender sobre Portugal, no conocer las ideas que sobre la religión católica tiene el doctor Magalhaes.
A mayores, hay cosas que están fuera de tiempo ya. Esas formas de hablar de las identidades colectivas (Portugal tenía una energía creadora en la Edad Media ¿?; Portugal es un país de horizontes, "en nuestra cultura existe una energía mística que genera movimiento") se vuelven ridículas cuando dejan el ámbito literario y se adentran en el ensayo. Un detalle: asegura el autor que el fútbol es un buen ejemplo del carácter portugués (¿?): individualistas feroces que no saben trabajar juntos (página 114), y por eso nunca han ganado ningún campeonato. Las mismas bobadas que se decían de España antes de 2010. Y yo me pregunto: si en 2004 hubieran ganado la final a Grecia, ¿hubiera eso cambiado el alma portuguesa?.
En fin, un libro irregular, cuajado de tópicos (como el de que Cataluña es la auténtica entrada a Europa de la península) y que me parece un intento fallido de una idea interesante: descubrirnos mutuamente. Un libro con textos que parecen sacados del siglo XIX, como cuando asegura que la sociedad portuguesa del XIV era muy dinámica (¿también en las miserables aldeas de interior?) y que se había formado por la fusión de elementos galaico-portugueses con el mundo árabe y semita del siur (¿?)
Gracias a eso, en esa sociedad había genialidad política. que actuaba sobre una sociedad viva.
En fin
Pero al libro le sobran cosas. Quizá porque no respeta un pacto primario entre autor y lector. Uno compra el libro pensando que le van a hablar de Portugal y de sus secretos. Y el autor dedica un par de capítulos, y varias reflexiones, a contarnos su idea de Europa, del capitalismo y de no sé cuántas cosas más. Ideas interesantes, pero que se cuelan aquí sin mucha justificación. Yo quería aprender sobre Portugal, no conocer las ideas que sobre la religión católica tiene el doctor Magalhaes.
A mayores, hay cosas que están fuera de tiempo ya. Esas formas de hablar de las identidades colectivas (Portugal tenía una energía creadora en la Edad Media ¿?; Portugal es un país de horizontes, "en nuestra cultura existe una energía mística que genera movimiento") se vuelven ridículas cuando dejan el ámbito literario y se adentran en el ensayo. Un detalle: asegura el autor que el fútbol es un buen ejemplo del carácter portugués (¿?): individualistas feroces que no saben trabajar juntos (página 114), y por eso nunca han ganado ningún campeonato. Las mismas bobadas que se decían de España antes de 2010. Y yo me pregunto: si en 2004 hubieran ganado la final a Grecia, ¿hubiera eso cambiado el alma portuguesa?.
En fin, un libro irregular, cuajado de tópicos (como el de que Cataluña es la auténtica entrada a Europa de la península) y que me parece un intento fallido de una idea interesante: descubrirnos mutuamente. Un libro con textos que parecen sacados del siglo XIX, como cuando asegura que la sociedad portuguesa del XIV era muy dinámica (¿también en las miserables aldeas de interior?) y que se había formado por la fusión de elementos galaico-portugueses con el mundo árabe y semita del siur (¿?)
Gracias a eso, en esa sociedad había genialidad política. que actuaba sobre una sociedad viva.
En fin
4.9.15
En carretera (al sur -Portugal-)
Entramos desde Vigo. Y empieza una sorpresa que será común hasta alcanzar Faro: las magníficas autovías portuguesas viajan vacías. La crisis las ha convertido a todas de peaje: en algunos casos peaje clásico, en otros peaje electrónico que te van cargando sin que te des ni cuenta. El resultado son miles de quilómetros fantasmas por los que circula muy poca gente. Hasta llegar al sur calculo que nos habremos dejado unos 120 euros en peajes. No sé cuál habrá sido el impacto de la medida en términos de seguridad vial (imagino que se habrán incrementado los accidentes al huir todo el mundo de este tipo de vías), pero el viajero se asombra antes de desviarse en Aveiro y hacer noche en una de las más hermosas ciudades de la Costa de la Plata. Una costa donde perderse entre reflejos al atardecer. La eternidad, dice Magalhaes en su discutido y discutible libro, es una fatalidad portuguesa...
3.9.15
Apuntes previos (un viaje portugués)
Se lee y se viaja. O se lee mientras se viaja. Pero viajar sin leer es, como dice el maestro Espada, descubrir América a cada paso. Me hice, recomendado por el gran Moreta, con Los secretos de Portugal, de Gabriel Magalhaes. Un libro discutible con el que recorrer el país, desde el norte minhoto hasta el Algarve. Esta vez sin pasar por mi querido Tras os Montes. Y un apunte previo que saco del libro: el fado, ese canto milenario que expresa como ninguno la esencia atávica del pueblo portugués, posiblemente tenga origen brasileño y sea del siglo XIX.
Se fabrican antigüedades.
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