13.10.10

Levantar los ojos y escuchar al afligido

Días castellanos. Va entrando el otoño. Dejó de llover cuando llegamos y no llovió hasta que nos fuimos. A veces el tiempo nos respeta. Pasear. Una señora de unos sesenta años, en la puerta de su casa, me aborda y levanto la vista del libro, claro. Empieza a hablar: “hace un año ya y cada vez lo echo más de menos, se me cae la casa encima, no sé si hay que podar ahora, pero me entretiene, perdona que te interrumpa, ibas leyendo y yo aquí molestándote. No se preocupe, por dios, le dije". Hablamos un rato. Cuando me iba a ir apreté sus manos contra las mías. Manos ya envejecidas, unos setenta años. Es la vida, y hay que hacerse a ello. Lo sé, pero me cuesta, han sido tantos años. Ni aquí ni en Madrid estoy bien, no puedo dejar de pensar. Un marido muerto de cáncer, hace ya más de un año. Hazlo por tus hijas, y por tus nietos, es otra etapa que empieza ahora. La vida son etapas, pensaba mientras que la veía llorar furtivamente, y no darse cuenta de ello es no entender porqué ocurren las cosas que nos ocurren. Pensaba también en algún poema de Auden, que recitaba en silencio, como una letanía, mientras me alejaba.

En fin, que en el finde hubo ratos para todo. Para el silencio. Para pasear con Gonzalo, un niño que hace magia con un palo de roble mientras da de comer a un caballo. Para tomar una copa a orilla de la chimenea, para disfrutar de la hospitalidad de maese Joao en Escuredo. También para soñar, claro, para soñar sueños.....sueños, sueño....


PS: Auden escribió una vez: […] "el secreto que fue verdad de siempre / pero antes conocía una élite / y a todos ha obligado a aceptar / que la norma del hombre es soledad, / que cada uno hace su viaje a solas […]. WH Auden. Carta de Año Nuevo

PD: Contractura en el trapecio. Apenas puedo decir “no” con la cabeza. En fin

1 comentario:

Hornuez dijo...

Y mientras que vendimie el de siempre, mamones.