26.5.11

Los cisnes desde el AVE

Vuelvo del sur. El tren atraviesa a estas horas la llanura manchega y el pincho tresgé me permite conectarme. Acabo de terminar un libro magnífico. De los que lee uno cada año o cada dos años. Una reflexión sobre cosas que había intuido de manera oscura y que por primera vez he leído negro sobre blanco. Un libro que me ha traído de vuelta a Popper, a Hayek y a tantos otros que me hicieron, en parte, como soy. Un libro, por cierto, regalo de Oscarnello eta Sara, porque los amigos son también aquellos que nos hacen crecer con sus recomendaciones, por si el desocupado lector no ha caído aún en la cuenta a estas alturas.

Los cisnes negros. Verán, en Europa, todo el mundo pensaba que todos los cisnes eran blancos, hasta que en Australia se descubrió que había cisnes negros. El autor usa el concepto para describir una serie de acontecimientos que categoriza como tal y que reúnen tres condiciones: ser absolutamente inesperados, tener un impacto tremendo y ser cosas a las que, a posteriori, se les intenta buscar una explicación. Los cisnes negros. El once ese. Google. Internet. La propia existencia del ser humano. Nuestra vida, dice el autor, está llena de cisnes negros, y sin embargo nos agarramos a herramientas de conocimiento que no sirven ni para preverlos ni para gestionarlos.

Es una reflexión irónica, desenfadada y mordaz. Y sólo podría estar escrita por alguien que viva en los Estados Unidos. Nuestra mentalidad no está preparada para los cisnes negros: vivimos a gusto con lo predecible, pero ese no es el escenario del mundo moderno. Nos empeñamos en prever la evolución del paro a los próximos quince años y no sabemos ni cuántos parados habrá en seis meses.

También nos empeñamos en pensar que en nuestra vida personal las cosas están controladas y, sin embargo, los cisnes negros nos asaltan por doquier. ¿Quién no ha vivido alguna situación no prevista, de impacto demoledor y a la que ha intentado encontrar explicación a posteriori? Es nuestra vida. Esa vida en la que todo lo sólido se desvanece en el aire y en ocasiones intentamos encontrarle explicación a lo que, simplemente, no lo tiene. Asumir la incertidumbre como parte de nuestra vida. Asumir que las narrativas clásicas (nacer, ir la uni, casarse, tener hijos, envejecer…) son, en gran parte, producto de la imaginación y de la ficción.

Y nuestra vida, empero, tiene muy poco que ver con la ficción
Hacerse mayor es, también, darse cuenta de eso.

1 comentario:

J. Sullivan dijo...

Precisamente ahora lo estoy releyendo. Un gran libro, y coincido: se respira EE.UU. en cada capítulo. Recuerdo que Girauta habló de él hace bastante tiempo, cuando lo entrevistaron en Contemporáneos, un programa de entrevistas de LDTV.