11.12.11

Cine tranquilo

Me pasó Chis el hombre tranquilo. Una edad de oro. Es lo que todos buscamos, supongo, cuando nos ponemos a soñar: en el caso de John Ford es una Irlanda rural, noble y soleada. No sale un cielo gris hasta que no llevas casi una hora de película. Una Irlanda en la que nadie pasa hambre, idealizada y lejana de la que sus padres hubieron de abandonar antes de que él naciera. Ese mundo de bondad, donde todos son ingenuos y buenos a su manera. Para alguien como Ford, que vivía en el mundo más urbano de su época, realizar un canto a la nostalgia como aquel debió de ser, en cierta medida, un desahogo. Un John Wayne que llena toda la pantalla y una Mauren O´Hara que resume las virtudes de una mujer rural en aquel momento: carácter y sumisión a partes iguales. La película es entretenida, con esa escena final del combate eterno recorriendo el pueblo y todos apostando como si les fuera la vida en ello, sin una gota de sangre en las caras y con la alegría de dos vecinos honrados discutiendo como hombres a la vista de todos. Un tributo a la melancolía de un director en forma de película. Y entiendo porqué a Chis le gusta tanto. Es difícil no verse reflejado en muchas de sus escenas. Algún día volveremos a Irlanda, o quizá sigamos limitándonos a brindar, engañándonos mientras gritamos de manera anual aquello de “el año que viene, en Jerusalén...

1 comentario:

JFM dijo...

Perdona pero tu observacion sobre el hambre en Iralnda es tan pertinente como si a prposito de una pelicla ambientada en el la Espańtilde;a del silo XXI te extrańases de que nadie pasase hambre basandote en la situacion de 1900