24.12.11

¿Murió un Lamed Wufnik?

Murieron dos hombres cuya relación con el comunismo fue inversa. A uno lo vejó, lo encarceló. A otro le permitió vejar y encarcelar. No me detendré mucho hablando hoy del ogro de Pionyang, a ver si mañana tengo un rato. Me interesa más Havel. Mucho más. En la tradición de la Europa central, la de los Habsburgo. Un hombre que no se resignó. Que no cayó, como hicieron tantos. Que no miró para otro lado. Que no sonrió. Mantenerse firme cuando, como cantaba Sopeña “la dignidad es un Judas traidor / y la paz una falsa moneda”. Yo llegué tarde a esa tradición. Es una tradición en mi vida: llegar tarde a todo. Es una tradición que nos van descubriendo a medias los amigos, los libreros y las editoriales. Havel fue muchas cosas, pero sobre todo fue un hombre que no se resignó. Y lo recuerdo y pienso en el poema Los justos de Borges, de acuerdo con aquella vieja tradición judía de la que ya comentamos aquí algo.

Quizá Havel fue un Lamed Wufnik y quizá hoy, que es Nochebuena, es buen momento para recordarlo.

Descansa en paz y que la tierra te sea leve, allá donde estés.

1 comentario:

Juan de la Cuesta, impresor de halcón en puño. dijo...

Ay, Perdiu... ese Havel: era de los nuestros y hasta habría que indagarle los orígenes... Joder, ya no sólo su trayectoría; es que su padre era una bestia parda... Viendo ese caballo patas arriba y el Wenceslao de "chancas"... en Praga, en una galería comercial en la que tomamos un té negro (como no)mi hijo Diego y yo... yo miraba esa escultura, colgada del techo, y no puedo negarlo: se me escaparon un par de lágrimas... ¿de qué estamos hablando: hermano pequeño?...