17.11.12

En días como hoy...


Contradicciones. Nos hacen humanos: no creo que un tiburón o un rinoceronte las experimente. Las mías son muchas. Algunas estúpidas. Otras lamentables. Ahí voy yo, un día como hoy, sentado en la Bodega, con mi agnosticismo, con mi falta de fe en el más allá, con mi ciega defensa de la individualidad, con mi prevención ante el territorio, con mi desconfianza ante las identidades...

Ahí voy yo, con un liberalia en la mano, viendo disfrutar a la única mujer que seguirá de mi parte, seguro, cuando mi madre ya no esté. Y viéndola disfrutar pienso en lo fascinante que es el concepto de hermano, esa parte de tu vida que no eliges pero con la que te une un vínculo más fuerte de lo que quizá nunca hayas pensado.

Y viéndola disfrutar levanto mi copa para brindar por el ti Manuel y el ti José. Allá donde estén, brindarán conmigo porque una de sus nietas ha elegido celebrar uno de sus cumpleaños más importantes en la tierra donde ellos están enterrados.

Y recuerdo a Torga. Siempre Torga. Nosotros también venimos aquí a recibir sus órdenes, aunque en el fondo sepamos, con Joyce, que la historia es una pesadilla de la que llevamos décadas intentando despertarnos.

Apuro el vino;  disfruto mis contradicciones. 

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