Estuve
viendo El indomable Will Hunting. Al fondo, Boston y aquel MIT de leyenda. Una ciudad construida sobre la colina. La Norteamérica colonial, otro lugar en el que vivir en alguna de
mis siguientes vidas. Hacen un buen papel un alocado Affleck y un joven Damon, en la peli que los lanzó
a la fama. Estaban acabando los noventa y yo aún seguía en la facultad… qué
cosas. Entonces
no sabía que hay
fantasmas que nos persiguen, fruto de lo que fuimos o de lo que imaginamos que
fuimos. Fantasmas poderosos, que habitan en nosotros y que pueden perseguirnos
sin tregua, martirizándonos cada noche con sus
recuerdos. Nos
construimos contra ellos, pero también con ellos. Como
experimenta el protagonista, atributos como la inteligencia o la lucidez pueden ser una maldición si uno antes no ha aprendido a vivir consigo mismo. El duelo entre Williams y Damon es quizá lo más interesante
de la película. Un
buen guion; en una película reflexiva
que cuenta más de lo que parece... al fin y al cabo, como nos recordó Yanes, nadie hablará de nosotros cuando hayamos muerto…
PS:
Sánchez Piñol nos recordó una vez que: Mai
no som infinitament lluny d'aquells qui odiem. Per la mateixa raó, doncs,
podríem creure que mai no serem absolutament a prop d'aquells qui estimem. Quan
em vaig embarcar ja coneixia aquest principi atroç. Però hi ha veritats que
mereixen la nostra atenció, i n'hi ha d'altres amb les quals no ens convenen
els diàlegs
PD: En Labacete. Tenía que decirlo
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