El maestro Espada, el otro día en El Mundo, a vueltas con la conciencia: "En algún momento de la evolución, el animal que desaparecía bajo la más absoluta indiferencia cósmica, incluida la de sí mismo, aisló la agonía y empezó a saberse. Es difícil separar el fenómeno de dos causas posibles: el aliento de dios o el incremento de la complejidad neuronal."
Quizá nunca sepamos lo que fue, aunque ya nos barruntamos la respuesta...
1 comentario:
Entre el hombre y, digamos, el chimpancé, hay un salto cualitativo tan abrumador que algo meramente cuantitativo (mayor complejidad neuronal) no alcanza a explicar.
El mono no tiene poca, sino ninguna literatura. No hay graduación alguna.
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