12.7.06

Breve bosquejo para una negociación (I)

Algunas ideas más o menos claras.

En un Estado democrático de derecho, hay algunas creencias intocables e indiscutibles, que deben ser aceptadas por todos los actores (respeto a las minorías, al discrepante, a la propiedad privada, a la vida). El que las impugne, queda automáticamente fuera del sistema. Y con la ley debe ser ignorado, o perseguido, en función del tipo de acción que proponga. Llamaremos a estas creencias, de Tipo 1.

El resto, las ideas, por seguir en el lenguaje orteguiano, pueden y deben ser debatidas en la arena pública, siendo susceptibles de cambio en función de las mayorías o las minorías.

Aún así, algunos cambios que la sociedad percibe como especialmente sensibles (modelo de Estado, modelo de familia, política exterior…) deber ser consensuada entre los partidos mayoritarios. Es decir, hay un momento en el que la lógica aritmética no rige. Y cuando rige (vg. Leyes de educación), así nos va.

Así pues, diferenciamos entre Tipo 2 (ha de ser por consenso) y Tipo 3 (basta con la mayoría)

En un Estado democrático de derecho, cuando un actor decide que quiere impugnar a ideas de Tipo 2 (vg. modelo de Estado) y ataca para ello a las creencias de Tipo 1 (no respeto del derecho a la vida), la respuesta del Estado no debe tener dudas. Aplicación estricta de la ley. Legitimar su actuación es muy peligroso para la propia colectividad por al menos dos motivos:

  • Legitima la impugnación violenta de las creencias básicas de una sociedad. Supone un incentivo para que otros grupos hagan lo mismo. El problema no es ya matar o no matar, sino cuánto matar para que te hagan caso. El mensaje que se transmite es que, si yo mañana quiero independizar mi pueblo, lo que debo hacer es matar mucho, no convencer a la gente de que me vote.
  • Moralmente, es una monstruosidad, porque premia al que no ha sido respetuoso con las creencias básicas, dándole un estatus público que no tiene socialmente (si ETA-BATASUNA representan al 15% de los vascos, la violencia o el chantaje de volver a ella les da una sobrerrepresentación considerable).

1 comentario:

Rome dijo...

Es cierto, D. Pío Señor mató sólo un poquito y ahora es el faro guía del pensamiento liberal español.

Consulte si no, este artículo publicado en Liberalelo de D. Federico:

http://www.libertaddigital.com/bitacora/piomoa/

Resulta ahora que toca cuestionar la legitimad del Estado de ejercer el monoolio de la violencia legítima porque no nos gusta cómo gobierna el partido que ganó las elecciones y que está teniendo el respaldo del resto de grupos parlamentarios excepto uno, el segundo más votado. Poderosos argumentos, sí.

Si D. Max levantara la cabeza alucinaría pepinillos...

P1: (no quiero cansar a nadie, segjiré en mi blog...)
Pd2: me pongo ahora mismo a escribir lo mucho que me mola Zamora ;o)