15.11.10

A Palacio

Estuvimos, también, en el Palacio de Fuensalida. Recién rehabilitado. Jesús lo eligió y allí estuvo hasta que el pequeño Bugallal de Albacete lo echó de allí con malas artes. La Presidencia de la Junta de Comunidades se ha ido ya de allí. Qué hubiera sido de Castilla La Mancha si su presidente hubiera sido un hombre ilustrado, un hombre culto y bueno, en lugar del tal Bono, tan patriota, tan católico, tan socialdemócrata…

Una exposición en el Palacio. Sobre el Toledo mudéjar. Sobre los Muddayyan. La palabra lo dice todo: “aquellos a los que se les ha permitido quedarse”. Ciudadanos de segunda en su tierra. Las identidades. Todas asesinas. Delicada madera, techumbres policromadas. Ese olor. Su olor, mezclado con la madera y el barniz. La cerámica de la zona, que sobrevivió, en esencia, hasta casi el siglo XX. Los mosaicos. Y las tinajas. Una mano de Fátima. La luz cuando volvemos al patio. Jesús me habla y me comenta una tesis: ¿Y si el castellano hubiera nacido por aquí y viniera de los mudéjares?. Le contesto que es difícil, en este ámbito, refutar a Lodares: el castellano es una koiné usada por los pueblos del centro para comunicarse con los vascos. Los Muddayyan desparecieron con la historia, también al paso alegre de la paz. Los asimilaron. A la fuerza. No había espacio aquí para una identidad árabe. Se asimilaron. Muchos de nosotros quizá tengamos algún antepasado mudéjar. Como lo tenemos judío. A veces, ver sus rastros, como ocurre en esta exposición, nos permite, en cierto sentido, saludar a un familiar lejano.

Un vistazo a la fantástica vista que el Palacio tiene sobre los cigarrales. Salimos de Palacio y seguimos caminando Toledo. Va llegando la hora de almorzar y aún queda trayecto por ver. Recuerdo un título de una película: un paseo por las nubes. Ahí vamos. Ahí seguimos.

PS: vuelvo a recordar los versos de Adam Zagajewski: “En ciudades extrañas / contemplamos las obras de viejos maestros / y, sin asombro, en añejos cuadros vemos / nuestros propios rostros. Habíamos existido / antes, e incluso conocíamos el sufrimiento, / nos faltaban tan sólo las palabras…

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