22.11.10

Teatro, esta vez fallido

Volvimos al teatro, a ver la vuelta de Mouawad a los escenarios de la Villa. Littoral. En parte, las mismas obsesiones que en Incendies. En parte el mismo fondo: una sociedad en conflicto. Individuos solos. Pasados misteriosos. En parte, es otra obra, más clásica. Está Edipo, que no conoció a su padre. Está Hamlet, que quiere vengarlo (y ese ¿ser o no ser, de fiar?). Está, en fin, el idiota de Dostoyevski (esa obra menor que fascina a tantos snobs). Y también Antígona, claro. Siempre Antígona. Y está incluso Pedro Páramo. La vuelta a Comala.

Pero a la obra le falla algo. Está muy por debajo de Incendies. Es demasiado larga, pero no sólo eso (pienso seguir acentuando hasta que me muera). El autor entra en un bucle. Y no sabe salir de ahí. Y el espectador, al menos yo, se evade de la obra. Y mira el reloj. Mala señal. Buen argumento, buena historia, pero con casi una hora de más. La cólera del español sentado, que tanto temía Lope de Vega.

En cualquier caso, un país en guerra. Recuerdo una frase. Andaban mediados los noventa y todos, yo al menos, éramos más bobos. Como seríamos que había hasta un demócrata en la Casa Blanca. Un día hablábamos de la revolución, de la contracultura y de todas esas idioteces. Estaba puesto Kortatu. Fue su último disco. Sonaba Ehun Ginen. Homenaje al Rock the Casbbah. La voz melancólica: “Beirut sartaldea, / uraren ordez hautsa” Alguien, muy serio, me miró y me lo dijo: “La ausencia del poder público no es buena en ningún caso. ¿Conoces a alguien que quiera irse a vivir ahora al Líbano?”. Era verano. Una magnífica jornada veraniega, soleada y aireada. Y aquella persona tenía razón. Y a mí se me empezaban a ir las bobadas políticas de la cabeza...


PS: Uno deja de tener cuarto de baño, cama limpia, agua corriente, y qué pronto se degrada. Muy pronto y a la vez muy poco a poco. El cerco se hace más oscuro en el cuello de la camisa, aunque lo frote en algún lavabo; los zapatos se hinchan […]

Muñoz Molina, A: La noche de los tiempos. Círculo de lectores, Barcelona, 2010. Pág. 77


PD: treinta y cinco años de reinado. Juan carlos el breve, le llaman los rojos. Enhorabuena, majestad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y tu que hacias oyendo Kortatu?