28.10.11

Autores y obras: el bien y el mal

Hubo polémica en Francia a cuenta del aniversario de Céline. La hubo en España, a otro nivel, claro, a cuenta de Agustín de Foxá, aquel hombre que decía: Soy aristócrata, soy conde, soy rico, soy embajador, soy gordo, y todavía me preguntan por qué soy de derechas.

La obra y el autor.

La posibilidad o imposibilidad ontológica de separar una cosa de la otra.

A mí, la verdad, no me ha dado nunca mayor problema. Debe ser por mi transversalidad. Fui capaz de leer en la carrera, recuerdas Hornuez, el protocolo de los sabios de Sión, morralla de la policía zarista y que todos los idiotas antisemitas se siguen tragando. Adoro la obra de Vallejo, un comunista de cuando ser comunista era ser un lacayo de Stalin, y no he dejado de leer nunca a García Márquez por más que me parezca un cretino integral. He disfrutado mucho, y ahí estaba mi obsesión beirutí dando vueltas a la noria, con algunas canciones de Kortatu. Y siempre he tenido muy claro qué eran los hermanos Muguruza y el carácter repugnante, criminal y asesino de algunos de sus letristas. Y de algunas de sus letras.

PS: hoy, a la Senabria. Como por aquellos sitios tan sano aire no hay...

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