20.11.12

La guerra como una diversión juvenil...

Las armas y las letras, de Andrés Trapiello. Tengo que escribir algo sobre él. Un raro intento de ecuanimidad. Un libro que enfurecerá a los hunos y a los hotros. La maldita guerra de España: quizá el acontecimiento del siglo XX sobre el que más se ha mentido, como escribió Paul Johnson en algún sitio. No sé cómo puede haber gente aún que la vea como blanco o negro. Fue todo negro. Negrísimo. Un país del que avergonzarse: aquel en el que no fue posible la convivencia. Niñatos en un lado y niñatos en otro. Avanza una tesis interesante Trapiello: a las idioteces asesinas de Giménez Caballero en un lado hay que confrontar, como un espejo, las de Alberti con su cámara en el otro. El autor lo resume de manera brillante: una guerra de niñatos cuya factura pagaron los padres, los hijos y los nietos.


Esa cita reveladora, hablando de Ridruejo. Va por extenso:

“A primeros de 1937 nombraron a Ridruejo jefe provincial de Falange en Valladolid lo cual, teniendo en cuenta su edad, era mucho. Con veinticuatro años Ridruejo se convirtió en una figura política. Da vértigo pensarlo: gobernaban España gentes con ventipocos años y, a esa edad o se es Alejandro Magno o Napoleón, o mejor no enredar demasiado. Lo habían conseguido unos y otros en los dos bandos: la guerra “el gran logro de la juventud”, fue el último ismo de las vanguardias”

La guerra como como una diversión juvenil.

El maldito siglo XX. 

1 comentario:

Hornuez dijo...

Cuando acabe un regalo de cumpleaños me lo tienes que dejar.