Esto de Quintano, sobre Marquard y la continuidad:
El filósofo Odo Marquard nos enseña que en el mundo moderno
y sus rupturas de la continuidad lo que necesitamos es una compensación del
cultivo de la continuidad.
–Los niños muy pequeños nos muestran cómo funciona este
cultivo de la continuidad. Cuando se enfrentan con éxito al mundo, nuevo y
extraño para ellos, llevan consigo una última reserva del mundo en que confían:
sus osos de peluche.
Cree Marquard que allí donde la realidad cambia cada vez más
deprisa y se torna extraña, también los adultos necesitan tales «transitional
objets», es decir, osos de peluche. Él los ve en los clásicos. Cuanto más
rápidamente se convierte el futuro, a la manera moderna, en lo nuevo (lo
extraño) para nosotros, tanta más continuidad y pasado debemos llevar con
nosotros al futuro (como quien lleva un oso de peluche), y para ello tantas más
cosas antiguas debemos indagar y cultivar: la época de los vertederos y la
eliminación de residuos es al mismo tiempo la época de los depósitos de
veneración, la época de los museos.
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