Es difícil salir de la noche. Calabresi, el autor rememora su infancia, cuando su madre rehízo su vida con Tonino, hombre más bohemio del que su familia esperaba. Al final, el nuevo padre y los abuelos de Calabresi se hacen amigos y sostiene el autor que: “Así, domingo, tras domingo, año tras año, aprendimos cosas que parece ridículo contar, pues que deberían ser patrimonio común: que hubo dos Italias y que ninguna era, por definición, la buena o la mala, que las dos tenían cosas que nos gustaban, que en ambos lados había gente decente, que en la derecha, en la izquierda, en el centro podías encontrar carcajadas, cariño, charlas interesantes, discusiones, desazón o tristeza".
El terrorismo polariza. Y, en una democracia, las dos Españas, las dos Italias, tienen cosas que enseñarnos.
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