9.6.09

Las elecciones a Uropa

Es fascinante echarle un vistazo a los resultados electorales. Podría pasarme días haciéndolo. La gracia, como siempre, está en los matices.

- Los más de mil votos que obtiene la candidatura etarra en la provicia de Gerona o los casi cuatro mil que obtiene en la Comunidad de Madrid.

- Ver cómo la UPD supera el 5% en la provincia de Valladolid, cifra que casi alcanza en el Principado de Asturias.

- Ver al pepé consolidado como segunda fuerza política en la ciudad de Tarragona, y lo mismo en la de Lérida, mientras resiste nada menos como primera fuerza política en Viella.

- Observar los resultados en Navarra, con el pepé sin la competencia de upeene en unas elecciones. Ver, sin la mascarada de nabai, a qué queda reducido el partido guía en la Comunidad Foral: a menos del 2% de los votos.

- Ver el fantástico desplome blocarra en Galicia. A ver el rollo que nos mete De toro ahora con el tema.

- Observar lo ocurrido en Castilla La Mancha, donde quizá haya por fin alternancia en breve…

- Ver, en fin, cómo los escándalos de corrupción no hacen mella en los electorados, cada vez más polarizados en plan vivan los míos.

Mi comentario, por si alguien le interesa. Rajoy no termina de romper… con la que está cayendo, con una oposición normal, el pepé hubiera sacado 26 diputados y el pesoe se hubiera quedado en 19 ó 20, pero se ve que seguimos siendo diferentes. Buenas noticias la ausencia de eta y la entrada de la upd. En cualquier caso, a escala europea, parece que los eurócratas (y sus socios españoles, los entontencidos y acríticos europeistas) van teniendo un problema con la construcción de su modelo… cada vez menos interés ciudadano y cada vez más euroescépticos en el parlamento.

Se jodan.

PS: Esto sí que no tiene precio. Ahí va la tronera que publicó el tal Gala la semana pasada, el último día de campaña electoral. Y luego la gente se pregunta porqué le tengo tanta manía intelectual (nunca personal) a la izquierda. Se la pongo íntegra, desocupado lector: [El voto de izquierdas] es hoy más culto, mucho más generoso y progresista, más meticuloso y exigente. Hay razones no sólo culturales y económicas, sino sociológicas. La ciudad, con sus precios, su igualitarismo y su vulgarización impulsa a la derecha: el voto es ambiguo y tranquilizador, o sea, desentendido grupalmente del porvenir mejorable. La ciudad tiene menos jóvenes por razones de vivienda, una inmigración que se abstiene, y jubilados y viejos dependientes que votan por la persistencia del orden, aun del quebradizo: apuestan por la continuidad; huyen del riesgo, las novedades y el miedo. La derecha aquí se apoya en los que tienen qué conservar y en los que tienen sólo miedo. Es decir, en mujeres, viejos y desprovistos de fuerza y de cultura. El voto de izquierdas es más valioso en España: país de riqueza mal distribuida, edades provectas y no exagerada cultura. En fin.

No sé bien en qué categoría situarme. Como no soy (aún) viejo, ni soy (ni seré) mujer, supongo que soy ser desprovisto "de fuerza y de cultura". La fatal arrogancia, again.

2 comentarios:

Butzer dijo...

Estoy de acuerdo contigo. Con una Oposición (con mayúsculas entiéndase) los resultados serían otros.
Un saludo.

JotaEle dijo...

Dices:

los escándalos de corrupción no hacen mella en los electorados, cada vez más polarizados en plan vivan los míos.

Y más tarde:

con una oposición normal, el pepé hubiera sacado 26 diputados

Lo cual es una contradicción. Si los electorados (o al menos los de izquierdas) estan polarizados hasta el punto de no atender a razones lógicas para cambiar el voto, cualquier esfuerzo de la oposición será en vano. Por el contrario, si una mejor labor opositora hubiera podido cambiar el sentido de los votos es por que no estaría tan generalizada esa mentalidad de "vivan los míos".

Personalmente a mi me parece que es cierto lo primero: Los electorados estan totalmente polarizados. Aquellos pocos que deciden cambiar el voto lo hacen por UPyD a quienes deberíamos ver avanzar -salvo desastre en plan Ciudadanos- progresivamente en las próximas convocatorias, sin esperar resultados espectaculares.