19.6.09

Va uno en el metro y...

Vivimos con miedo. Y así no se puede vivir. Va uno esta mañana, por ejemplo, en el metro. Va leyendo, como siempre. Acabando La casa de los encuentros, de la que ya hablaremos, por cierto. Va leyendo, digo, y alguien se sienta a su lado, mientras uno sigue leyendo. Esta persona nos toca la mano y nuestra primera reacción es de pánico, de miedo, -me van a atracar- en el mejor de los casos. Y uno, tan trajeado, tan listo, tan importante, tan culto, tan leído, levanta la vista para exigir una disculpa del compañero de asiento o para irse del asiento y allí lo ve. Es un discapacitado psíquico. Sólo quiere que comparemos nuestras manos. Tiene una mano grande. Seguro que de él también se dirá, como se decía de Pedro Rojas, aquello de que “solía escribir con su dedo grande en el aire”. Avergonzado, no sólo comparo las manos con mi compañero de asiento, también las juntamos y llegamos a entrelazarlas para ver que son casi iguales aunque yo le saque unos quince años.

Y me da pena que esté a punto de llegar a mi estación. Y me da pena tener que bajarme. Pero lo hago, con el corazón en un puño. Y le digo adiós con las manos. Y pienso, quien se sienta a nuestro lado en el metro no es un desconocido. Siempre es una persona.

PS: De todo esto yo soy el único que parte. / De este banco me voy, de mis calzones, / de mi gran situación, de mis acciones, / de mi número hendido parte a parte / de todo esto yo soy el único que parte. “París, octubre de 1936”, del libro Poemas Humanos, de César Vallejo.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Además del miedo esta la repulsión al contacto físico y la invasión de espacios vitales.

¿Siempre ha sido así o son paranoias creadas por nuestro sistema de vida?

Pete Bondurant dijo...

Preciosa entrada.

Alfredo dijo...

POLIDORI: Yo creo que es algo más bien "cultural" -- en España por ejemplo la proximidad física, en una conversación, no es algo inusual. En las naciones anglosajonas, el contacto físico es menos y se guardan más las distancias entre las personas, en cuanto a proximidad física.

En cuanto al artículo en sí, me parece sentimentaloide y con demasiados tintes católicos, demasiados, demasiados.

Hay una "frase" que se usaba antiguamente en inglés sobre los católicos sentimentaloides: "soaking wet" (empapados) y eso es lo que he detectado en esta entrada. Mucho humanismo, mucho sentimentalismo, y poca sustancia. Lo cierto es que la mayoría de las personas no queremos que nos toque un desconocido, sobre todo en un medio de transporte público: hay enfermedades que puedan tener por ejemplo y uno no sabe "dónde" han metido esas manos.

Me da igual que la persona en cuestión sea sorda, o si fuera negra, o roja, o azul -- yo no acepto que me toque un desconocido. No es odio ni repulsa, es higiene, entre otras cosas.

Y parece ser que en pleno siglo XXI, hay gente, sobre todo progres rastafarianos por ejemplo, que todavía no han aprendido lo que significa aplicarse agua y jabón a diario: ya no sólo apesta su política, que siempre ha emitido un olor insoportable, apestan en todo. Quieren ser tan "progres" y tan tercermundistas que acaban oliendo como el que se baja de una patera africana.

Pete Bondurant dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pete Bondurant dijo...

Alfredo
¡Relájese usted! No sé a qué viene a cuento lo de los tintes católicos (hagáselo mirar).
¿Enfermedades? Una burbuja es la solución. Aburrida, pero solución.

Alfredo dijo...

¿pero oiga vd, quién le ha dicho que no estoy relajado señor?

Lo de los tintes católicos es muy obvio leyendo la entrada -- ese humanismo sentimentaloide que destila.

Anónimo dijo...

Esta entrada es propia de novela. Muy bonita, a mí me ha alegrado el día.

Butzer dijo...

Suele pasar, todos tan centrados en sí mismos... en sus lecturas, en sus vidas y pensamientos. Todos entre ese bullicio de gente y a la vez tan solos.

Anónimo dijo...

Alfredo, hay enfermedades que uno no busca, que simplemente le tocan. Y ni con agua y jabón se quita un síndrome de down, como no se quitan la mezquindad y la estupidez que usted demuestra.

Ruy dijo...

D. Alfredo: Ya le será dificil a Vd. que no le roce alguien . Da Vd. la sensación de que habría preferido darle una patada en los c.. antes que seguir el juego inocente de un inocente.. La higiene a posteriori
nadie se la iba a impedir.

Alfredo dijo...

@anónimo:

Ciertamente que hay enfermedades que uno no busca y nace con ellas. Pero de la misma forma que al que nace ciego no me da a mí la obligación para contratarle en un puesto de trabajo (me refiero a que NO DEBERÍA darme esa obligación en el sentido liberal capitalista), tampoco tengo ninguna obligación de dejar que me toque. Hay que ser clemente, por supuesto, con un ciego porque seguramente no lo hace para molestar sino por su incapacidad ocular -- pero de ahí a que empiece un toqueteo gratuito, pues va a ser que no -- nadie tiene derecho a eso sin el consentimiento del otro, y me da igual que sea ciego o sordo-mudo.

Pongamos un ejemplo menos extremo: los niños no saben todo pero hay muchos niños insolentes, indisciplinados y demasiado revoltosos, y eso sinceramente molesta y yo personalmente no les hago la gracia ni les sigo el juego como muchos "adultos" irresponsables sí hacen, porque no estoy para consentir a los demás.

Ruy:

Tampoco es eso -- en el caso del ciego, porque no es su culpa aunque yo no le hubiera seguido el juego -- hubiera cambiado de asiento o ponerme de pie.

Ahora eso sí, desde luego que cuando alguien "normal" con todas sus facultades empuja sin pedir perdón pues dan ganas de pegarle...aunque no recomiendo eso porque tampoco voy a hacer apología de la violencia. Sólo hablo de la "sensación" que da eso.

Ruy dijo...

D. Alfredo: Hablar por hablar . Hay muchas "aprensiones" que se vencen, para descubrirse a uno mismo, y muchas veces para sentirse "bien". Mantener a ultranza un determinado criterio se me antoja problemático. Las circunstancias tambien juegan.Aplicar calificativos a un comportamiento del que se desconocen
las motivaciones es arriesgarse a equivocarse, para mal.

Alfredo dijo...

Yo no mantengo a ultranza un determinado criterio en cuanto a las relaciones que se dan en lo cotidiano, pues la vida sería imposible de esa forma. Pero lo que sí tengo claro es que conozco lo que no me gusta, y lo que rechazo, sin más.

Por ejemplo, hay personas que rechazan ver peliculas como "Birth of a Nation" (el nacimiento de una nación) porque el director era miembro del Ku Klux Klan, lo que me parece algo tonto eso de rechazar una pelicula interesante porque no nos guste su origen o el director.

Ruy dijo...

D. Alfredo: Me alegra saberlo.Yo tampoco evitaría ver la película sólo
porque el director fuera del Ku Klux Kan, o de cualquier otra cosa, si consigue un "producto" bien hecho, pero, creo, que evitaría "su" contacto. Le oía decir a mi abuela:
Todo se pega menos la hermosura.
Gracias por su atención.

rojobilbao dijo...

Una gran entrada. Sin defectos y con el punto necesario de sentimentalismo, que muestra que al autor le importan las personas, que tiene sentimientos, algo bueno.

Donald dijo...

Just remember: el Alfredo's Body Sacred Kingdom que usted adora es VULNERABLE.

(He echado en falta una mención al asco que le producen los viejos y su acre olor).