28.12.12

La guerra desde Burgos...


Aquellas ciudades en las que la cultura residió durante la guerra. Salamanca y Burgos sumadas a Sevilla y Pamplona por un lado. Madrid, Barcelona y Valencia.

De aquella Salamanca plateresca y de aquel Burgos cuartelario las primeras referencias que tengo me llegaron por el Umbral que nos relató la leyenda del César visionario. Aquella Salamanca de Unamuno, quien ejemplifica en sí el fracaso de toda una generación: la muerte como respuesta a las dudas de toda una vida. Una Salamanca de outsiders, como el histrión de Gecé o el conde de Foxá en la que se fue consolidando el Estado nuevo. Pero me interesa más lo que ocurría al norte, en la petrista Burgos, el burgo de mi caro Hornuez y de mis inviernos en la calle Laín Calvo. Un Burgos frío al que llegan los catalanes que huyen de una muerte segura a manos de la justicia revolucionaria. Traza Trapiello retratos frescos de todos ellos, Ignacio Agustí, José Verges… pero también de los Pemán, los Laínes, los Tovar y los Torrente Vallausteasaber

Algunas figuras enlazan ambos grupos, como el Ridruejo que acabó empezó gobernando y acabó en la oposición tras el desengaño que le causó el mediocre régimen puesto en pie por lo generales… Al final, una parte importante de la élite cultural que se sumó al Golpe Militar acabó ganando la guerra, pero perdiendo la victoria.

Ellos pintaban poco allí…


PS: “Fue Baroja el que dijo que la diferencia entre los intelectuales de la República y los de Franco estribaba en que a los primeros les pagaba el Gobierno y los segundos se lo pagaban, guerra y propaganda, de su bolsillo”.
Trapiello, Andrés: Las armas y las letras. Literatura y guerra civil (1936-1939). Círculo de lectores, Barcelona,  2011. Página 338

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