26.10.07

En las tierras vascas...

Las tierras vascas. El origen mítico de España. Ahí va la leyenda: Túbal, uno de los siete hijos de Jafet, que a su vez era uno de los tres hijos de Noé. Dilate Dios la estirpe de Jafet, dice el Génesis. Jafet marchó con sus hijos a poblar el mundo. Tubal vino a España y de él descienden los españoles. Tubal llegó por los pirineos y se estableció allí. Así lo decía Alfonso X, así lo decía El Tostado. Llegan los Reyes Católicos. La nueva monarquía hispánica necesita legitimación, y ahí está Annio de Viterbo y su falso Beroso para proporcionársela. Y ahí estaban, de paso, los lealísismos y españolísimos servidores vascos de la Corona para aprovechar esa circunstancia. ¿Quiénes eran los primeros españoles? Ellos, ¿Qué lengua prebabélica trajo Tubal a España? El vascuence. El corpus ideológico lo darán varios escritores, todos ellos, ya digo, leales vasallos de la monarquía hispánica.

El tolosano
Juan Martínez de Zaldivia, muerto en 1575, que hace descender la nobleza de los castellanos de Guipúzcoa y que imagina a los primeros españoles, los vascos, como cristianos primitivos antes de la llegada de la fe a la península. El autor que primero incide en pasar del “exentos como hidalgos” al “exentos porque hidalgos”.
El mondragonés
Estaban de Garibay, cronista real, español, católico y monárquico, que nos recuerda que el vascuence era la lengua de dios y que España se perdió con los romanos porque el resto de españoles la habían abandonado.
El orduñés
Andrés de Poza, otro jurista del XVI, que teorizó sobre el carácter prebabélico del eusquera.
El guipuzcoano
Baltasar de Echave, que reafirma la idea de Tubal como el primer español y los vascos como sus hijos más puros.
El objetivo en todos los casos era doble: conseguir ventajas con otros grupos en la pugna por puestos en la Administración de la Monarquía (sangre limpia, primeros españoles), y conseguir convertir en ley lo que habían sido unos privilegios que la Corona había otorgado (al igual que a otros cientos de territorios) durante la Edad Media.
La jugada fue perfecta.
Hasta finales del XVIII, Tubal era e padre imaginario de los españoles. Cuando llega la modernidad, el soniquete de la canción tubalista va a resonar con fuerza en el último carlismo y el primer nacionalismo vasco, como puede verse en las obras de los fueristas: otra vez España se pierde, esta vez una España sin dios y sin rey, y otra vez los vascos se refugian en sus tierras, pero con una diferencia: el resto de españoles ha degenerado y los vascos ya no tienen nada que ver con ellos. De ahí nace sabino.

Tras una semana viajera El Perdíu parte mañana, dios mediante, para las tierras vascas. Ya les contaré.

PS: Gabriel Celaya escribió una vez: “Antes de España ya estábamos / los vascos alzados, siempre alzados. / Ahora patria te llevamos / ya no somos castellanos / somos más por españoles"

1 comentario:

Jorge Castrillejo dijo...

Yo como he nacido en Palencia, de descendientes palentinos de toda la vida, me considero bizcaino viejo.