12.6.12

Escritura y lectura


Me quedan dos cosas.

Me queda la escritura. Es lo único que tengo. Lo único que me acompaña. También, mi forma de resistencia frente a la barbarie. Frente a toda esta barbarie en forma de economía que nos rodea y que, cada día que pasa, soy más incapaz de comprender.

Me queda la lectura. De la prensa. De los columnistas de referencia. De ese Arcadi que no falla casi nunca, hable de lo que hable. Hacer de la anécdota categoría. Llevar al lector por caminos que aún no están abiertos. La lectura de ese Gistau, certero hablando de fútbol los lunes y cronista parlamentario de los que debió de haber aquí cuando el periodismo era aún un oficio.  De Cuartango, con el pesimismo que da la lucidez mientras uno ve llegar cada tarde los trenes a Miranda. De aquel Alvite que nos recuerda que algún día seremos mayores. De ese Pozo, con su vellocino y sus putas.

El placer de la lectura. El único del que puedo estar ahora orgulloso. ¿Qué ocurrirá cuando todo sea ruido y no haya prensa?




PS: Lo que se lleva la crisis. El trabajo a favor de la cultura.

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