Algunas notas, ya finales, sobre el libro acerca de Spinoza, que luego todo se me olvida. Baruc nunca se sintió demasiado hebreo, ni judío, asegura el autor. La suya fue siempre una identidad de huida, y esa es la mejor manera de comprender el carácter cultural -artificial- de todas las identidades. Quizá un bisabuelo rayano, un abuelo nacido en Lisboa, un padre nacido en una aldea alentejana, él ya en Bruselas. siempre errantes. No me extraña que fuera, como señala Frederic, partidario de la asimilación, convencido de que esta asimilación favorecería la emancipación de los judíos. Descubro en el libro que esta idea influyó en uno de los fundadores de la Haskalá, el movimiento ilustrado judío, Mosses Mendelsshon, aquel que cambió su apellido en favor de la asimilación. Los ilustrados judíos. Otra gente peligrosa.
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