Rememoraba ayer Rafael Bachiller en El Mundo el azaroso proceso de llegada a Madrid del telescopio de Herschel. España contó, pagado por la Corona, con uno de los telescopios más avanzados del mundo a partir de 1802. Instalado en el Real Observatorio del cerrillo de San Blas, tuvo que ser desmontado cuando la invasión francesa. Sus piezas más pequeñas se salvaron pero, como advierte Bachiller, “las piezas más pesadas del aparato, como el armazón y al tubo, quedaron en el Observatorio y, según indican muchas fuentes históricas, fueron destruidas vandálicamente por las tropas francesas”
Y todavía hay que escuchar que los franceses vinieron aquí a dejar luz en España…
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