Esto de Arcadi, de hace casi un mes:
"El culpable que jamás comparece es el azar, o sea el genotipo que hizo de Le Scouarnec un adicto al crimen pederasta. Se sabe por qué. La existencia de un periodismo sin culpables —como la de una vida— es una ilusión de espíritus ridículamente piadosos. Estos que describe Robert Plomin en un pasaje de Blueprint: How Dna Makes Us Who We Are(2018), este libro de urgente traducción al español: «Un mensaje general que debería surgir de estos descubrimientos (genéticos) es la tolerancia hacia los demás, y hacia nosotros mismos. En lugar de culpar a otras personas y a nosotros mismos por estar deprimidos, ser lentos para aprender o tener sobrepeso, deberíamos reconocer y respetar el enorme impacto de la genética en las diferencias individuales. La genética, y no la falta de voluntad, hace que algunas personas sean más propensas a problemas como la depresión, las dificultades de aprendizaje y la obesidad. La genética también hace que a algunas personas les resulte más difícil mitigar sus problemas. El éxito y el fracaso —y el mérito y la culpa— en la superación de los problemas deben valorarse en función de los puntos fuertes y débiles genéticos»."
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