Es una dictadura, claro que lo es. Pero su sociedad aún mantiene algunos hábitos del mundo premoderno, como contaba el otro día F. Rodríguez en El Mundo: "En China, leer sigue siendo inversión vital, herencia de los exámenes imperiales y de la obsesión confuciana por el texto. Las librerías están llenas y las plataformas digitales atraen a millones de usuarios, aunque siempre dentro de los límites que impone la censura. Se lee mucho, pero se lee lo que el Estado permite. Esa persistencia cultural no asegura democracia, pero ha dado al país un suelo simbólico y una disciplina social que explican en parte su resiliencia, aunque Occidente prefiera ignorarlo o reducirlo a extravagancia.
4.11.25
Leer, en China
Europa y Estados Unidos, cada uno a su manera, han confundido entretenimiento con conocimiento. La lectura crítica se ha debilitado, el debate público se ha vuelto ruido y la democracia ha perdido la profundidad cultural que la sostenía..."
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